Un soldado del ejército del mariscal de Sajonia fue encontrado culpable de haber robado gallinas por valor de seis francos y condenado a muerte. El mariscal, que estaba presente, le dijo:
– ¡Eres un idiota! ¡jugarte la vida por seis francos!
– Mi general, en el frente me la juego cada día por veinticinco céntimos:
Al mariscal le hizo gracia la respuesta y lo indultó.
Como ven, es muy complicado fijar los precios de las cosas, y cosas que parecen tener mucho valor, tienen poco precio y viceversa. Una de las cosas que más me llama la atención sobre los mercados financieros es cuando los medios encabezan un titular con “el consenso del mercado dice, el consenso del mercado piensa, el consenso de mercado atribuye…”. La realidad es que, en mercados es igual de peligroso que una llamada de la suegra advirtiendo que va a llegar antes para ayudar. Hace tres meses el consenso del mercado era que teníamos una recesión inminente, y hoy el consenso dice que vamos camino de un aterrizaje suave de la economía. Intentar adivinar lo que va a hacer la economía hace tiempo que dejó de ser una prioridad de mi tiempo, y lo que intento es concentrarme más en ver cuál es el sentimiento del mercado y dónde está posicionada la gente, y cuál es la circunstancia de mercado que haría más daño a esas posiciones. Hay veces que lo que hace más daño a los inversores, curiosamente, puede ser una subida de mercado si estás muy infra invertido, que es lo que ha liderado el mercado bursátil en los tres últimos meses.
Hemos pasado de tener consenso en que todo estaba apocalíptico, al “esto no hay quien lo pare”, que vivimos ahora mismo. Del miedo más atroz a la avaricia más cruenta. Si bajamos al análisis más micro, la reacción de los inversores ante los resultados trimestrales, (repito, trimestrales) de una empresa provocan un alud de sentimientos desbordantes. Como muestra un botón: la empresa holandesa Adyen, que ofrece una plataforma que permite a comerciantes y empresas procesar pagos. Es una empresa que capitaliza 50.000 millones de euros que no es moco de pavo. Una presentación regular de resultados trimestrales en agosto llevó a la empresa a perder el 60% de su capitalización en dos meses. Una presentación trimestral en enero los ha hecho recuperar. Por el camino, cuando caía, todos los analistas bajando las previsiones y bajando precios objetivos de forma escandalosa, y ahora todo el mundo volviéndolos a subir. Me encantan además los términos de los analistas. Alguno que lo tenía en venta lo pasa a reducir. ¿Cómo se reduce más allá de técnicas culinarias algo que teóricamente ya no tienes? Así funcionan los mercados…
Total, que estamos en un momento muy curioso, en el que recibimos todos los días recomendaciones totalmente dispares sobre lo que va a pasar en el mercado. Una de las que más se usan, son estudios estadísticos que engloban todo tipo de series temporales y que nos hablan de como se han comportado históricamente los mercados cuando se ha producido un movimiento X el mes anterior, o si estamos en determinado ciclo electoral etc. Curiosamente, la mayoría insiste en que, a movimientos bruscos al alza suelen seguir más movimientos al alza. Es aplicar la primera ley del movimiento de Newton, aquella que decía que un cuerpo no puede cambiar su estado inicial de reposo o de movimiento recto con una velocidad constante si no se le aplica una o varias fuerzas externas. Esto en lenguaje de mercado lo llamamos tendencia, y lo recomendable es seguirla hasta que se detenga primero y luego gire. Esas fuerzas externas de las que hablaba Newton pueden ser diversas, pero normalmente no suelen estar en la ecuación que los inversores manejan, ni pertenecer al argumentario normalmente empleado. Hay temas redundantes, que parecen sólidos y reales, pero que no parecen ser suficientes.
Yo ya estoy aburrido de comentar la montaña de deuda que ha financiado el aquelarre que hemos vivido en los últimos quince años, o el tema de valoración extrema que tienen muchas cotizaciones. Será otra cosa, incluso algo nimio e intrascendente lo que hará girar los mercados cuando sea, y todos lo emplearemos como una justificación que “solo algunos vimos” y nos parecerá la cosa más natural del mundo. Dos temarios principales han servido para alzar los mercados los últimos tres meses.
Por un lado, y sorprendentemente casi de un día para otro, el “consenso” fijo que de continuar subir tipos pasábamos a descontar casi una bajada para cada reunión de la FED para 2024, y que la inflación era un tornado que ya había pasado. La realidad está siendo menos amigable y vemos como bajar la inflación del 3% al 2% cuesta mucho más que bajarla del 10% al 3%. Los bonos han perdido la mitad del camino ganado a final de año, y sin embargo, los mercados bursátiles parecen mirar a otro lado. El segundo tema es la resistencia que ha presentado la economía para ralentizarse contra viento y marea, y que los beneficios empresariales lo han hecho bien. En este último tema, como diría Hussman es un tema matemático. El beneficio de un sector de la economía, en este caso las empresas, medido por los ingresos por exceso de consumo o inversiones, es el déficit de otro, es este caso los hogares que han disminuido de forma agresiva su nivel de ahorro, y sobre todo por el gasto público desorejado en el que se han instalado nuestros políticos. En el último trimestre del año, el Gobierno americano se endeudó en 10.000 millones de dólares diarios, que quitando algo que se le escurra entre los bolsillos a alguien, han dado buen soporte a la economía presente (la futura es otra cosa y que arree el siguiente). Los récords de márgenes de las empresas deberían reconocer que esta aparente prosperidad es solo posible por un masivo déficit público, acelerado aún más por la pandemia y un cambio de mentalidad en los consumidores que ha derivado en una especie de carpe diem.
Las valoraciones a nivel de índices están en niveles solo vistos en periodos anteriores a una severa corrección de los mercados, aunque están muy marcados por la extraordinaria concentración en los valores tecnológicos que todos conocemos con el paradigma de la inteligencia artificial, que nos hace recordar la burbuja dotcom del 2000, donde se comprobó la benignidad del producto, pero las malas inversiones que supuso el realizar compras a precios totalmente disparatados.
En definitiva, nos encontramos con ciertos factores que animan a no tener prisa para comprar acciones (valoraciones altas, posicionamiento alcista extremo y sentimiento general de avaricia). Pero el tercer factor que es el que nos reflejan los gráficos, de momento no decanta por la finalización del movimiento y seguimos haciendo máximos en muchos índices y tenemos ausencias de divergencias que nos hagan apostar claramente por un movimiento vendedor. Tendríamos que ver ruptura de algunas tendencias alcistas para apuntarnos al movimiento. Incluso la denostada bolsa china, está rompiendo su tendencia bajista y nos ha animado a abrir alguna posición larga para acompañar a la que tenemos estructural en la India.
Todo el mundo hablando de la inteligencia artificial, pero como diría Savater, lo realmente preocupante es la estupidez natural.
Fuente CIR (CIMD Intermoney Research).
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