Más allá del coronavirus

  • La semana deparará pocos indicadores macroeconómicos, aunque importantes, empezando por las órdenes industriales de Alemania que conocíamos a primera hora de la mañana de hoy. Éstas arrojaban un importantísimo incremento del 10,4% m. en mayo que no evitaba que los pedidos de la industria alemana cediesen un -29,3% en términos interanuales. Esta tasa interanual confirma que la recuperación de la industria alemana no será algo inmediato, en especial, si prestamos atención a sectores como el del automóvil. Por ejemplo, la ventas de coches en Alemania aumentaban un 31% m. en junio hasta situarse en 220.272 unidades, pero continuaban un -32,3% por debajo de las cifras de hace un año y acumulan un retroceso del -34,5% en el acumulado del primer semestre de 2020 frente al mismo periodo de 2019.
  • Las anteriores cifras deben tenerse muy presentes ya que Alemania es el principal mercado automovilístico de Europa y, además, el mes de junio suele ser uno de los mejores del año ya que muchas personas deciden renovar su coche antes de los viajes del verano. No obstante, la rebaja en 3 puntos del tipo general del IVA en Alemania, hasta el 16% entre julio y diciembre, puede haber hecho que algunas compras de vehículos se retrasen al presente mes, haciendo que julio sea mejor de lo habitual para las ventas de autos en la mayor economía de la UE. Una circunstancia que nos recuerda otra cuestión importante, en términos generales, la rebaja del IVA en Alemania distorsionará los datos de consumo de junio y julio, haciendo que algunas operaciones de los últimos días del primer semestre pasen al segundo. Por lo tanto, lo adecuado será realizar una lectura conjunta de los datos de ambos meses.
  • De vuelta al automóvil, lo cierto es que a pesar del efecto IVA en Alemania y las promociones de las compañías del sector, el escenario del segundo semestre para las ventas de coches en Europa sigue tornándose complicado. De hecho, paradójicamente, el planteamiento del programa de incentivos a la compra de automóviles en Alemania, centrado en ayudas de 9.000 € para la adquisición de vehículos eléctricos de hasta 40.000 €, puede incentivar la entrada en el mercado europeo de los fabricantes asiáticos con modelos eléctricos más asequibles. Además, suele incidirse en los estímulos a las compras de coches en Alemania y, también, en Francia o España, países que atesoran grandes mercados automovilísticos desde la perspectiva europea, pero que también atesoran grandes intereses en el sector. Así que cabe plantearse si otros países europeos seguirán el ejemplo de estas naciones para potenciar el automóvil y la respuesta es que probablemente no lo hagan, pues lo lógico es que cada país opte por defender los sectores más importantes para su economía.
  • Mientras tanto, en EEUU, las ventas de coches según la consultora WARDS aumentaban un 6,9% m. hasta situarse en 13,05 millones anualizados en junio, si bien esta cifra es un -24,6% inferior a la de hace un año. Por lo tanto, desde el punto de vista del automóvil, se antoja adecuada cierta prudencia en cuanto a la capacidad de recuperación de la industria durante el segundo semestre en ambos lados del Atlántico. En este punto habrá quien esgrima la rápida recuperación de las ventas de coches en China, dado que la patronal automovilística del país apuntaba un crecimiento de dichas ventas del 11% a. en junio hasta 2,28 mill. de unidades, encadenando 3 meses consecutivos de incrementos interanuales. Sin embargo, hay que tener en cuenta que China se mueve por otras reglas y, además, el incremento de las ventas de coches en el gigante asiático tiene un impacto limitado fuera de sus fronteras debido al importante peso de la producción nacional para satisfacer la demanda automovilística.
  • Por ejemplo, este año se estima que Alemania exporte 280.000 coches a China y, en 2019, su producción fue de 4.663.749 unidades de las cuales exportó 3.487.321 (74,8% del total) y, de éstas, 267.537 fueron destinadas al gigante asiático. Los anteriores datos de la patronal de constructores de automóviles de Alemania (VDA por sus siglas en alemán) evidencian que el incremento de las exportaciones a China no son, ni mucho menos, la panacea para este sector clave de la industria alemana. De hecho, la clave para el automóvil alemán está en Europa que explicó 2.150.241 unidades vendidas en 2019, casi el 62% de las exportaciones de dicho año, y la recuperación esperada para las ventas en esta región durante la segunda mitad de 2020 no evitará que éstas empeoren sus cifras del año pasado. El problema adicional para las automovilísticas alemanas estriba en que, con éste, encadenarán 4 años consecutivos de caída de la producción y las exportaciones. Por ejemplo, en 2016, Alemania produjo 5.746.808 automóviles y, en 2019, 4.663.749, pasando en el mismo lapso las exportaciones de 4.411.152 unidades a 3.487.321.
  • A la postre, si comparamos con los 11.287 automóviles que se produjeron en Alemania el pasado abril, el futuro siempre será bastante mejor, pero si tomamos perspectiva, la normalidad tardará en llegar en este ámbito clave de la industria alemana, incluso, sin tener en cuenta el hándicap de su mal desempeño en los tres años previos. Además, en el caso de la industria alemana, no hay que descuidar el desafiante contexto para los bienes de capital y, de hecho, sus pedidos cedían un -35,1% trim. en mayo, a pesar de mejorar un +20,3% m.
  • En Alemania, el fuerte rebote de las órdenes de los citados bienes de capital resulta lógico, cuando tenemos en cuenta que se desplomaron casi un 50% desde finales de enero hasta abril. De hecho, la comparación con un pasado cercano que podemos calificar de depresivo, lleva a descontar que el rebote en Alemania de los pedidos de bienes de capital se extienda a junio. Sin embargo, una vez más, la clave está en evadirnos del corto plazo, ejercicio que nos permite tomar consciencia de lo costosa que será la normalización de la demanda de bienes de capital en muchos países del mundo. En primer lugar, abundan las empresas que afrontan un ejercicio de preservación del balance y, en segundo, el escenario actual hace que muchas compañías atesoren una mayor capacidad ociosa en el corto plazo y, por lo tanto, que la inversión no sea una prioridad.
  • Ante lo expuesto, se impone no extrapolar conclusiones para el resto del año del importante rebote de la producción industrial y las exportaciones de Alemania del mes de mayo que conoceremos el martes y el jueves, respectivamente. De nuevo, la comparativa con un pasado depresivo facilitará la obtención de cifras francamente positivas y la producción industrial alemana repuntará casi un 15% m. en mayo. En este punto conviene recordar un dato ya citado anteriormente: la industria germana del automóvil se encontró prácticamente parada en abril. A su vez, los primeros pasos de la industria hacia la normalización, después de unos meses muy complicados, se dejarán sentir en las exportaciones de bienes de Alemania que también esperamos que repunten cerca de un 15% m. en mayo, después de haber caído un -24,0% m. en abril y un -11,7% m. en marzo.
  • Los rebotes de la producción industrial serán igualmente intensos en España y Francia, donde prevemos sendos repuntes del 15,5% m. y 15,9% m. en mayo, mientras que en Italia el repunte será mucho mayor y podrá llegar a rondar el 25% m. No obstante, en el caso transalpino, se impone incidir en que el citado repunte llegará después de desplomarse la producción industrial un -42,7% m. entre enero y abril.
  • El patrón de comportamiento expuesto para las cifras industriales será extrapolable a los datos de ventas minoristas que conoceremos en Italia, los cuales escalarán cerca de un 15% m. en mayo y se alinearán con el repunte del 15,5% m. de las ventas del agregado de la UEM durante el citado mes de mayo. A la postre, los datos industriales y de ventas minoristas que dominarán la semana en la zona euro serán un buen ejemplo de lo que debemos esperar ante un situación atípica como la que estamos viviendo. Las medidas gubernamentales forzaron el cierre de múltiples actividades y el confinamiento de la población limitó el consumo, derivando en una caída abrupta de la producción y el gasto. Ahora, a la sombra de acciones más medidas para controlar el COVID-19, cabe esperar que se suban rápidamente algunos de los escalones bajados y esto será lo que reflejarán los datos de Europa en los próximos días. Por lo tanto, como esperábamos, se confirmará la forma de “V” de la primera fase de la recuperación, si bien la clave estribará en la segunda fase que empezará a tomar forma en los próximos meses y que contará con pendientes mucho más comedidas, dadas las heridas que dejará el episodio de extrema tensión que hemos vivido.
  • En la anterior línea, resulta lógico el comportamiento de los PMIs que estamos observando, pues hemos pasado de un escenario en el que la visibilidad hacia el futuro era bastante reducida a otro en el que la actividad empieza a fluir. De forma que cabe no sobredimensionar las sorpresas al alza de los PMI de servicios a las que asistimos en Europa y EEUU el pasado viernes, a pesar de encontrarnos en algunos casos ante datos finales del mes de junio.
  • Por ejemplo, en la Eurozona, el PMI de servicios escalaba desde 47,3 de la estimación preliminar hasta las cifras de 48,3 del dato final, gracias a las revisiones al alza hasta 47,3 en Alemania (45,8 preliminar) y 50,7 en Francia (50,3 preliminar). Unos datos que se veían complementados por las positivas cifras de España (50,2) y, en menor medida, de Italia ya que con sus valores de 46,4 sorprendían ligeramente a la baja frente a las previsiones del consenso acordes con cifras de 47,0. Unas cifras que encajan con el rebote de la actividad que vamos a presenciar en Europa, si bien debemos cuidarnos de sobredimensionar sus implicaciones. El hecho de que las respuestas de los encuestados se vean tremendamente condicionadas por lo complicado del pasado cercano, ayuda a que tomen forma resultados más positivos de lo que deberían. De hecho, una vez que el empresariado pueda empezar a medir bien la evolución de la recuperación, cabe esperar un enfriamiento de las cifras de indicadores como los PMI.
  • En EEUU, empezaremos la semana con el dato final del PMI de servicios del mes de junio y, en este caso, no debería descartarse que la cifra final empeore los valores de 46,7 de la estimación preliminar, a pesar de que el mercado espere un repunte hasta 47,0. El resurgir de los casos de COVID-19 en bastantes lugares de EEUU ha obligado a distintos gobernadores a poner freno a los pasos hacia la normalización y, en algunos casos, a revertir ciertas medidas, siendo el sector terciario el más afectado por ello y esto debería pasar factura a las respuestas que dan forma al PMI. No obstante, el aspecto positivo para el sector servicios es que se confirma nuestro escenario central, es decir, las autoridades estadounidenses se resistirán a tomar nuevas medidas que sean realmente traumáticas para la actividad. Un hecho que, empero, no será suficiente para que, durante la tarde hoy, el ISM de servicios del mes de junio sorprenda ligeramente a la baja en EEUU al repuntar desde 45,4 hasta 49,4, quedándose por debajo de los valores de 50 esperados por el mercado.
  • La anterior decepción puede pesar en el mercado, aunque a cambio contará con el freno de los nuevos casos de COVID-19 en EEUU durante el fin de semana y el repunte de las bolsas chinas con el CSI 300 subiendo un 4,8% (el mayor alza en 16 meses). En lo que respecta al COVID-19, la historia se repite ya que en las jornadas del jueves y el viernes se alcanzaban nuevos máximos diarios de contagios en EEUU, pero durante el fin de semana y el lunes caen los nuevos casos contabilizados. Una situación que puede verse acentuada por las distorsiones que haya introducido el puente del Día de la Independencia. En la práctica, esto no nos debe extrañar ya que durante los fines de semana y los festivos, la actividad cae en todos los ámbitos y, además, tendemos a ir menos al médico. Así que debemos prepararnos para el efecto rebote de casos en EEUU que está por venir en los próximos días y que se puede atragantar algo en los mercados, en especial, porque podría convivir con unas peticiones semanales de desempleo que no acaben de gustar al mercado.
  • En el momento de escribir este informe, todavía no estaba disponible el consenso de Bloomberg en cuanto a las citadas peticiones para la semana del 4 de julio en EEUU, aunque sí podemos adelantar que cualquier dato que no implique un retroceso relevante respecto a los 1.427.000 de la semana precedente, debe considerarse como negativo. En principio, en un periodo presidido por la fiesta nacional de EEUU y en el que se suele disparar el gasto de los ciudadanos, especialmente en servicios, lo esperable es que las empresas refuercen sus plantillas. Por lo tanto, cualquier recorte de las citadas peticiones que no sea de cierta importancia, debe interpretarse de forma negativa. En este sentido, cabe incidir en que las peticiones semanales de desempleo empezaban junio en 1.542.000 y acababan el mes en 1.427.000, asistiendo a decepciones recurrentes en las últimas semanas.
  • En línea con lo expuesto en el párrafo anterior, en lo concerniente al dato de ISM de servicios de la jornada de hoy, deberemos estar especialmente atentos a la evolución de la componente de empleo después de que en su homólogo manufacturero fuera la partida más rezagada. En dicho caso, se situó en 42,1 frente a las cifras de 52,6 del dato agregado y esto apunta que la mejora del empleo en EEUU puede ser menos rápida de lo previsto, tras las sorpresas al alza de las nóminas en mayo y junio, ya que los ISM reflejarían una prudencia de fondo de los empresarios que no debemos menospreciar. A la postre, en un país donde el corazón de la economía es el consumo, el grado de mejoría del empleo será lo que marque la segunda fase de la recuperación después de la salida en “V” inicial.
  • No obstante, en el inicio de la semana, el mercado no hilará tan fino y la realidad es que, a primera hora, las órdenes industriales de Alemania en mayo no superaban las expectativas y el ISM manufacturero en EEUU mejorará, aunque algo menos de los previsto, y convivirá con unos datos a la baja de contagios de COVID-19 durante los últimos días en la mayor economía del mundo y un buenísimo inicio de semana de la bolsa china. Por lo tanto, la tranquilidad nos debería acompañar en la sesión del lunes, pudiéndose dar una semana de más a menos en los mercados con el permiso de las noticias acerca de las vacunas o tratamientos del COVID-19.
  • Finalmente, sólo cabe hacer un guiño a los datos en China, después de que la sorpresa positiva del PMI de servicios de Markit en la jornada del viernes, alzándose hasta máximos de los últimos 10 años (58,4), permitiese que el CSI300 alcanzase máximos no vistos desde junio de 2015 ya que se obviaba el deterioro de la componente de empleo. Una mejora que se reafirmaba en la sesión del lunes al repuntar un 4,8% y que, a priori, no encontraría obstáculos en los indicadores chinos que se conocerán esta semana. El freno de las caídas de los precios de producción del gigante asiático, desde -3,7% a. en mayo hasta -3,2% a. en junio, será leído desde la perspectiva de la recuperación de la demanda empresarial y no sólo de los efectos de los precios del petróleo. De la misma manera, el ligero repunte del IPC chino en junio hasta 2,5% a. será considerado el efecto colateral del contexto de reactivación de la demanda.
  • Los datos apuntan hacia la recuperación y, desde la perspectiva del COVID-19, la incapacidad económica de la mayoría de los países para afrontar nuevos confinamientos a gran escala lleva a descartar esta posibilidad, en caso de resurgimiento de la enfermedad. Por lo tanto, incluso sin entrar a valorar las opciones respecto a la vacuna, debemos reconocer que cuando se cotiza que lo peor de la crisis ha quedado atrás, existen motivos para ello. Sin embargo, el diablo sigue estando en los detalles y, en este caso, el más importante es cuánto se demorará la recuperación de los niveles de actividad del 4tr19. Una cuestión respecto a la que resulta más adecuado pecar de prudentes, sobre todo, después de que referencias como los datos de nóminas no agrícolas en EEUU pueden llevar a sobredimensionar el empuje que vendrá del lado del empleo.
  • La semana pasada, el presidente de la Fed de St. Louis, James Bullard, no descartaba la posibilidad de que todavía presenciemos una ola de bancarrotas empresariales; una llamada de atención que no debe obviarse ya que atesora su lógica. En los últimos años, en múltiples ocasiones, hemos tratado la problemática de las llamadas empresas zombies que, entre otras cuestiones, sobrevivían gracias a las condiciones extremadamente laxas que permitían a ciertos prestamistas mantener vivas a dichas compañías y evitar así su caída, lo cual implicaría el reconocimiento de importantes quebrantos para estos. Ahora, el problema radica en que el mantenimiento de una financiación con condiciones laxas no es suficiente para que estas empresas sobrevivan, dado que la mayoría necesitará de nuevos recursos para seguir operando al sufrir un desplome de los ingresos en el corto plazo y, todavía peor, prever que su normalización tardará en llegar.
  • La anterior realidad la reconocía indirectamente Powell cuando, en distintas ocasiones, apuntaba que la Reserva Federal tiene “poder de crédito, pero no de gasto”. En otras palabras, la Fed puede prestar dinero a empresas viables, no a cualquier empresa, y esto implica que sin las subvenciones gubernamentales habrá compañías que desaparecerán. Desde la perspectiva del empleo, esto implica que asistiremos a una destrucción más duradera de lo que nos gustaría en EEUU y otros países.
  • En la anterior línea, a la sombra de la excusa del resurgir de los casos de COVID-19 en EEUU, resulta muy significativo que en la semana terminada el 1 de julio, los fondos estadounidenses de bonos basura experimentasen salidas netas por valor de 3,4 mm. $ en base a los datos de EPFR Global. Unas salidas que, además de suponer la mayor cantidad desde mediados de marzo, implicaban acabar con 14 semanas ininterrumpidas de entradas netas en esta categoría de fondos que habían sumado 54 mm. $ a su patrimonio gestionado. El efecto Fed ya ha sido puesto en valor en el high yield y, ahora, para algunos empieza a ser momento de realizar ganancias, después de que los bonos basura estadounidenses generasen un retorno del 9% en el 2tr20.
  • De momento, las salidas en los fondos de high yield de EEUU sólo se han producido en una semana, si bien resulta muy significativo que el ETF conocido por su identificador de mercado, HYG, experimentase salidas de 900 mill. $ sólo el pasado lunes. La experiencia nos dicta que los flujos en los ETFs pueden acrecentar los movimientos en la categoría de activos afectada. En la práctica, “un grano no hace granero”, pero conviene tomar nota de lo ocurrido en los flujos de bonos basura de EEUU.
  • En el futuro, asistiremos a más de un incumplimiento y resultará complicado el mantenimiento de ciertas apuestas, sobre todo, cuando los datos de Refinitiv apuntan que en junio se emitió high yield a escala global por valor de 66,8 mm. $ y, de estos, 47,8 mm. $ se correspondían con EEUU. No obstante, lo que nos ocupa es nuestra inquietud respecto al futuro de las empresas zombies y datos como los flujos hacia el high yield estadounidense implican que no resulta irracional el mantenimiento de cierta cautela en este sentido, debiendo incidir en que su caída tendrá efectos negativos sobre el empleo.
  • En paralelo, se están precipitando ciertos ajustes empresariales que iban a llegar con el tiempo, pero en determinados sectores la supervivencia pasa por la reducción inmediata de las plantillas. Un buen ejemplo de esta situación es el último anuncio de American Airlines, apuntando un exceso de fuerza laboral equivalente a entre el 20% y el 30% de los empleados de operaciones y esto se traducirá en 20.000 despidos de aquí a octubre. El caso de la compañía estadounidense es sólo un ejemplo de lo que va a pasar en los próximos meses en el sector turístico a escala mundial.
  • Por ejemplo, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) expresaba su preocupación por la caída de las reservas en la segunda mitad de junio, mientras que desde la Conferencia de Comercio y Desarrollo de las Naciones Unidas (UNCTAD) se dibujaban tres escenarios para el turismo mundial que no resultan nada halagüeños. Estos se sustentaban en restricciones a los movimientos de las personas que duren 4, 8 y 12 meses y que restarían ingresos al sector turístico por valor de 1,17 billones $, 2,22 billones $ y 3,3 billones $, respectivamente. En otras palabras, entre el 1,5% y el 4,2% del PIB mundial. En la actualidad, cabe esperar que nos movamos en la franja media-baja de estos supuestos, pero aun así estamos ante un daño relevante para el sector y esto implica menos empleo en unas actividades que son intensivas en mano de obra.
  • Entre las anteriores cuestiones, cuyo impacto será más visible en el medio y largo plazo, empezarán a llegar los primeros resultados del 2tr20 y, aunque de naturaleza secundaria en la mayoría de los casos, se darán algunos interesantes como los de eDreams o Delta Airlines. En ambos, la clave no estará en lo que apunten sobre el pasado trimestre, sino en sus previsiones. En primer lugar, en si facilitan dichas previsiones y, de proporcionarlas, en cómo serán. No obstante, se impone reconocer que el mero hecho de transmitir cualquier previsión, especialmente en empresas vinculadas con el sector turístico, sería considerado por el mercado como una importante señal de confianza. Otra cuestión diferente es que resulta compatible la publicación de previsiones con la cauta lectura macroeconómica que realizábamos en los párrafos anteriores.
  • El protagonismo tomado por el coronavirus puede llevar a que, en las próximas semanas, se achaque a la evolución de la enfermedad ciertos movimientos en los mercados cuyo origen no está tan directamente ligado con las cifras de contagios. En este informe y, en ocasiones anteriores, hemos incidido en que los gobernantes mundiales se resistirán a tomar medidas de calado para frenar el resurgir de la enfermedad, si entienden que pudieran afectar de forma destacada a la economía. En este sentido, dos buenos ejemplos son Florida, donde casi se opta por no hacer nada, y Tejas cuyas medidas más relevantes son ciertas limitaciones en la hostelería y otros servicios, además de la reducción del número de personas permitido en las reuniones y la obligación de llevar mascarilla en los condados más afectados por el COVID-19. En resumen, nada impactante, a la espera de conocer en las próximas semanas si la celebración del Día de la Independencia se ha convertido en un “súper-propagador” de la enfermedad en EEUU.
  • Frente a lo expuesto, nos interesa más otro efecto indirecto de la pandemia como es la pérdida de apoyo de Trump entre la población blanca mayor de 65 años y que puede suponer una de las claves del avance de su oponente Biden en las encuestas electorales. La realidad es que no toda la población de más edad estaba dispuesta a “sacrificarse” frente al COVID-19 para evitar el daño económico, como pidió el gobernador republicano de Tejas, y esto sería uno de los motivos detrás de la pérdida de apoyo a Trump, pero no el único. Sin embargo, tampoco puede negarse que queda mucho para las elecciones y el contexto de inestabilidad social puede ser explotado por el todavía presidente de los EEUU para recuperar el apoyo perdido.
  • A pesar de antojarse lejana la cita de noviembre, resulta significativo que las elecciones presidenciales en EEUU empiecen a ser una cuestión candente. De hecho, en nuestra opinión, inyectarán bastante ruido desde la perspectiva de los mercados en los próximos meses y pueden ayudar a que la renta variable europea experimente un comportamiento relativo mejor que la estadounidense. La realidad, como ya apuntábamos la semana pasada, es que Biden es percibido como sinónimo de más impuestos y regulaciones a las empresas de EEUU y esto no es bueno para el S&P500.
  • La cuestión no estriba en que nosotros apuntemos la anterior posibilidad, sino que empezamos a asistir a artículos apuntando que los analistas de Wall Street comienzan a considerar el impacto en el mercado de la victoria de Biden. Por ejemplo, en una reciente encuesta de Citigroup a 140 gestores de fondos, el 62% pensaba que Biden podría hacerse con la victoria frente al 70% que se la asignaba a Trump el pasado diciembre. Además, la clave no estaría sólo en que se cotice la victoria de Biden, sino también que podría contar con el apoyo de una mayoría demócrata en el Senado y el Congreso. Por lo tanto, los republicanos no podrían bloquear medidas tales como un incremento del Impuesto de Sociedades. Desde Goldman Sachs ya se apuntan supuestos respecto a cambios impositivos que podrían restar hasta un 12% al beneficio por acción del S&P500 en 2021.
  • Las medidas de Biden no afectarían a las empresas sólo vía impuestos, pues también defiende un salario mínimo de 15$/hora (sobre este asunto Trump prometió una intervención esta semana), un endurecimiento de las leyes medioambientales y una rebaja de los pagos por medicamentos.
  • Ahora bien, a corto plazo, existe un escenario que podría causar más volatilidad o sentar peor al S&P500 que la propia victoria de Biden: la posibilidad de vaticinar un empate entre el candidato demócrata y el republicano. El problema de este escenario radica en que recuperaría el fantasma de las elecciones del año 2000, cuando George W. Bush acabó ganando los votos electorales de Florida gracias a la decisión del Tribunal Supremo. Unos votos que le dieron la victoria frente al demócrata Al Gore.
  • En la actualidad, ya existe quien plantea un escenario similar, si cualquiera de los dos candidatos pierde por un estrecho margen de votos en los estados que podrían darle la victoria a nivel nacional. Un escenario de riesgo que convendría no obviar, pues lo vivido en los últimos meses nos recuerda que no debemos descartar nada por improbable que parezca. Además, en este caso, dicha situación ya se ha dado antes y, ahora, Trump inyecta un extra incertidumbre.
  • La variable de la incertidumbre inyectada por Trump debe tenerse presente no sólo de cara al potencial resultado de las elecciones, sino también desde la perspectiva del periodo previo. En este sentido, la baza del choque con China es una carta que sigue siendo muy atractiva para el mandatario estadounidense. De acuerdo con distintas filtraciones, el Departamento de Estado habría advertido a Apple, Walmart y Amazon del riesgo de mantener cadenas de suministro vinculadas con el abuso de los derechos humanos en la región China de Sinkiang.
  • Mientras tanto, los estadounidenses también mantienen abierto el frente de Hong Kong y éste crea tensiones a otro sector bien distinto, como son los bancos internacionales. En este caso, preocupan las sanciones por hacer negocios con los oficiales chinos vinculados con la implementación de la ley de Seguridad Nacional en Hong Kong, dado que no han sido identificados.
  • A cambio, el aspecto positivo de la nueva etapa de las tensiones entre EEUU y China es que ha evolucionado hacia un rifirrafe más diplomático y menos económico, quedando en un segundo plano las amenazas arancelarias. Unas amenazas que, no obstante, podrían volver en cualquier momento, aunque con un formato de intensidad baja ya que a los estadounidenses no les interesan actualmente las tensiones comerciales. A la postre, uno de los grandes perdedores de la batalla EEUU-China será el territorio de Hong Kong, sumido en la inestabilidad desde hace más de un año y cuya economía está pagando una costosa factura. Las ventas minoristas hongkonesas cedían un -33,9% a. en volumen durante el mes de mayo y llevan en terreno negativo desde febrero de 2019; de hecho, actualmente son un -45,7% inferiores a las registradas en enero de 2019.
  • La canciller alemana, Angela Merkel, recientemente mantenía una reunión con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en la que volvía a situar el relanzamiento de la economía como el principal objetivo de su presidencia de turno de la UE. Merkel, correctamente, apunta que el “mundo nos está mirando” en referencia al club comunitario y enfatizaba la necesidad de cerrar un acuerdo respecto al Fondo de Recuperación durante el verano, abriéndose quizás a la posibilidad realista de que dicho acuerdo se adentre en el mes de agosto.
  • El desacuerdo respecto al tamaño del fondo y, sobre todo, el peso de las subvenciones sigue siendo bastante importante y, de hecho, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, lo máximo que aspira es a plantear unas bases que guíen el debate del citado Consejo los días 17 y 18 de julio. Desde Países Bajos, en referencia a dicho encuentro, ya han apuntado que no tienen prisas por alcanzar un acuerdo y su primer Ministro llegaba a señalar: “No creo que necesitemos estas prisas locas”.
  • La anterior posición no sorprende y será compartida por el resto de frugales, debiendo empezar a plantear que el acuerdo en la UE apure el periodo veraniego. Ante esta situación, Charles Michel habría empezado a explorar distintas propuestas para limar diferencias, tales como que el 30% del efectivo del Fondo de Recuperación se retenga y se asigne en 2022. Una medida que permitiría ajustar la asignación de recursos a cada país de forma más adecuada, pero que seguramente también busque forzar a los principales beneficiarios a cumplir con sus compromisos de reformas. Así, el problema estribaría en que, desde la perspectiva del mercado, esto implicaría más posibilidades de que el dinero no llegue en tiempo y forma a los países más golpeados por la crisis.
  • La otra propuesta del presidente del Consejo, Charles Michel, para intentar ganarse el apoyo de los “cuatro frugales” sería el ajuste a la baja de los presupuestos para la UE en el periodo 2021-2027 respecto a la propuesta de la Comisión Europea (máximo 1,1 billones €), al tiempo que propondría el mantenimiento de los descuentos en su contribución al presupuesto para los citados “frugales”. A la postre, se debe asumir que el Plan de Recuperación acabará por incorporar mayor condicionalidad (aunque no estricta, Grecia también insiste en que no sea así) y limará algunos de sus apartados como los relativos a las subvenciones, si bien en el segundo punto los ajustes acabarán por ser asumibles. Merkel sabe que el éxito del plan pasa porque cuente con “músculo suficiente” y no lo pondrá en entredicho.
  • De momento, en la próxima reunión entre la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, el presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la canciller alemana, Angela Merkel, se seguirán afinando las propuestas para el Fondo de Recuperación y el presupuesto plurianual de la UE del periodo 2021-2027. Estas cuestiones también serán tenidas en cuenta en el encuentro del Eurogrupo que tendrá lugar el próximo jueves, aunque éste destacará por la elección del nuevo presidente que sustituirá a Mário Centeno. Desde España se postula para el cargo la actual ministra de Economía, Nadia Calviño, quien intentaba ganarse apoyos señalando que la deuda en la que incurrirá la UE como consecuencia del Plan de Recuperación será amortizada.
  • Entre todas estas cuestiones, en la presente semana, la actualización de las previsiones de la Comisión Europea servirá a Francia y Alemania para sumar argumentos a favor del plan paneuropeo de estímulos. En un principio, desde Bruselas se revisarán a la baja las estimaciones de PIB de la Eurozona para 2020 respecto a su previsión primaveral de un recorte del -7,7%, esperando que converjan con las previsiones del BCE. De hecho, el pasado viernes, el gobernador del Banco de Holanda apuntaba que el riesgo de una recesión más profunda de lo esperado en la UEM había perdido vigor y venía a resaltar su mayor confianza en el escenario central del BCE, acorde con un desplome del PIB del 8,7% en 2020, seguido de un repunte de la actividad del 5,2% en 2021 y 3,3% en 2022. En nuestra opinión, la caída que dibujará la Comisión para el presente año será similar a la proyectada por el BCE, estribando la diferencia en un escenario de recuperación algo más positivo al poner en valor propuestas de estímulo, tales como el Plan de Recuperación. Por lo tanto, las cifras de Bruselas mejorarán las proyecciones de la OCDE (-9,1% en 2020) y el FMI (-10,2% en 2020).
  • Una encuesta reciente del BoE revelaba que tres cuartas partes de las empresas del sector manufacturero del Reino Unido estarían preparadas para reducir su plantilla en los próximos 6 meses, si bien más importante era que de dicha cantidad el 40% daba por descontado la reducción de su plantilla antes de finales de año. Además, los directores financieros de las empresas británicas apuntaban que el nivel de inversiones sólo alcanzaría un 20% de los niveles normales a comienzos de 2021.
  • Ante este trasfondo, se espera con gran expectación la intervención del miércoles del canciller de Hacienda del Reino Unido, Rishi Sunak, quien ha prometido nuevas medidas para respaldar el empleo en el país. Más allá del apoyo directo a las empresas, se especula con recortes temporales del IVA y el refuerzo de las prestaciones a las personas que se han visto afectadas por ajustes temporales de empleo. No obstante, la medida estrella que podría anunciar sería otra: cheques directos a las familias. En principio, se ha especulado con pagos de 500 £ a cada adulto y de 250 £ por hijo, condicionados a que se gasten en sectores especialmente afectados por la crisis como la hostelería, el hotelero o el sector minorista con atención directa al público. Una medida que, dada la experiencia en EEUU, debe tomarse en consideración y estimarse como bastante probable su adopción final por parte de los británicos.
  • Finalmente, desde la perspectiva de la política monetaria, no debe descartarse aún que, en caso de necesidad, los tipos se sitúen en negativo en el Reino Unido. El BoE, recientemente, habría advertido por carta a la banca de los desafíos emanados de los tipos negativos y habría calificado a estos “como una potencial herramienta bajo revisión activa”, si se optase por replantear los estímulos.

En definitiva, la economía británica se ha visto más afectada de lo esperado por esta crisis y, además, afronta la incertidumbre adicional emanada de las negociaciones comerciales con la UE, lo cual hará que los estímulos sean una constante en los próximos meses. No obstante, estos deberán ser racionados de forma conveniente ya que el margen de acción del Reino Unido es menor de lo percibido, lo cual explica que el mercado cotice sin mucha convicción la posibilidad de tipos negativos en el país a partir de marzo de 2021.

Intermoney Análisis y Estudios.
Autores: Francisco Vidal, Gabriel Marquès, Mariano Valderrama.

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