Rápido deterioro del escenario del 4tr20
  • La semana que estrenamos se caracterizará por los contrastes desde la perspectiva de la actividad. Por un lado, los datos recordarán la fortaleza de la etapa inicial de la recuperación que comenzó a finales de la primavera a lo largo del mundo, a excepción de China donde los tiempos son diferentes. Por otro, la rápida proliferación de nuevas medidas para poner coto al COVID-19 apuntará que el deterioro de la ansiada recuperación será mucho más acusado de lo estimado en la parte final del año. El máximo exponente de esta situación será Europa donde el rebrote del coronavirus ha tomado fuerza rápidamente y ha obligado a la implantación de medidas que resultarán más lesivas de lo previsto desde la perspectiva económica.
  • La cuestión es que la sombra de la duda derivada del COVID-19 puede saltar al otro lado del Atlántico, de repetirse en EEUU las cifras de contagios en niveles de máximos históricos del pasado viernes y sábado con cerca de 80.000 nuevos casos diarios. De momento, el respiro dado por las cifras del domingo tiene poco valor debido a los problemas de contabilización en este día de la semana. No obstante, en el cortísimo plazo, la gran clave detrás de la potencial toma de nuevas medidas de contención del COVID-19 en EEUU no estará tanto en la evolución de los nuevos casos, como en las elecciones del 3 de noviembre. De hecho, cabe esperar que no se tome ninguna medida que limite de forma relevante la movilidad de la población estadounidense hasta después de la cita con las urnas. Por lo tanto, en lo referente al comportamiento del COVID-19, la situación en cuanto a la incidencia del número de casos en EEUU es todavía susceptible de empeorar antes de que se tomen medidas de calado para poner coto a la enfermedad.
  • Por lo tanto, en el frente del COVID-19, dado que las autoridades están actuando con más celeridad y contundencia en Europa, nuestro continente será el foco de las inquietudes desde la perspectiva de los inversores. En la práctica, desde el punto de vista económico, cabe esperar que se evite la implantación de medidas tan perjudiciales como las tomadas en primavera y, a este respecto, la duración de las acciones también será clave. No obstante, se impone reconocer que el contexto se ha tornado, abruptamente, peor de lo esperado y esto hace que nuestra prudencia, de hace sólo unos días, respecto al crecimiento de la Eurozona y España durante el 4tr20 haya sido superada por los acontecimientos. Otra cuestión es el caso de Francia, pues ya alertábamos de la posibilidad de asistir a retrocesos de la actividad.
  • En la práctica, en cuestión de apenas 5 días, las informaciones dibujan un rápido deterioro del escenario y lo peor es que existe una elevada inseguridad respecto a la naturaleza, momento y tiempos de aplicación de nuevas medidas gubernamentales para contener el COVID-19 a lo largo de Europa. Ante este trasfondo, en el momento actual, lo más que se puede decir con cierta seguridad es que ha aumentado de forma importante el riesgo de asistir a retrocesos de la actividad durante el 4tr20 en áreas como la Eurozona.
  • La anterior lectura parece arriesgar poco, pero si somos honrados es lo más que se puede decir actualmente ya que, aunque estamos convencidos de que las autoridades intentarán limitar el impacto económico de las medidas de contención de la segunda ola del COVID-19, lo importante para dar un número exacto de variación del PIB es conocer todas las medidas que se implantarán y sus detalles. Un punto en el que todavía no nos encontramos.
  • De momento, el convencimiento que atesoramos respecto a que se limitará el daño económico de las acciones para controlar la enfermedad, simplemente, sirve para que descartemos la posibilidad de un retroceso económico relevante en el corto plazo, pero a partir de este punto las certezas se diluyen. De nuevo, debemos incidir en que desconocemos el conjunto de medidas que se acabará aplicando en Europa y otros lugares del mundo para frenar el COVID-19 y, por lo tanto, esto complica y mucho la labor de saber si tendrán éxito y permitirán limitar la anormalidad con la que se desempeñará la campaña de Navidad. Un periodo que resulta clave para los PIB de los países occidentales.
  • En este momento, si ya resulta complicada la realización de la previsión de los PIB del 4tr20 en lugares como la UEM, lo es todavía más el esbozo de una tasa de variación de la actividad en el 1tr21 ya que la situación resulta bastante cambiante y en un par de semanas puede sufrir cambios radicales. La experiencia de la primavera lleva a pensar que las empresas han mejorado su capacidad de adaptación frente a los desafíos emanados de la crisis del COVID-19, pero también es cierto que su situación financiera ha empeorado en gran medida y un número creciente de compañías, en ambos lados del Atlántico, lo que necesita es un apoyo a su solvencia y no tanto que se les proporcione liquidez. Una realidad que obliga a hacer cambios importantes en los actuales programas de respaldo económico.
  • La otra cuestión que cabe plantearse es que, ahora, la reacción de la población puede no ser la misma que en el pasado como consecuencia de la prolongación de los problemas. En la primavera, las medidas de contención del COVID-19 hicieron que una buena parte del ahorro surgido en áreas como la UEM fuese forzado por las limitaciones a la movilidad que complicaron que los ciudadanos gastaran, aunque quisieran hacerlo. Esta realidad fue constatada por el hecho de que, en cuanto las restricciones se relajaron, una buena parte de la población recuperó sus hábitos y esto sirvió para explicar que la recuperación del 3tr20 resultase más fuerte de lo esperado en un primer momento. Sin embargo, se impone plantearse cuál será la reacción de quienes se vean obligados a volver a cesar en su actividad, dado que el temor hacia la supervivencia de su empresa y su futuro laboral podría ir en aumento, a pesar de las ayudas gubernamentales. De ocurrir esto, el ahorro por motivo precaución aumentará y su comportamiento dependerá de las perspectivas de normalización de la actividad.
  • En suma, simplemente con arañar el escenario, surgen importantes incógnitas que deben despejarse para poder realizar con una mínima solvencia las previsiones de PIB del 4tr20 y el 1tr21 en Europa y otros lugares del mundo. En la práctica, reconocemos que esto tiene fácil solución incorporando distintos supuestos a los modelos, si bien la elevada probabilidad de que alguno de dichos supuestos no sea certero nos lleva al campo de la “economía ficción”. Una realidad que, a la postre, es acorde con un aumento de la incertidumbre en el corto plazo y, por lo tanto, de la volatilidad en los mercados. Ahora bien, debemos prepararnos para que la brecha entre la economía real y la financiera vuelva a aumentar.
  • Las elevadas posibilidades de que, al menos, dos vacunas inicien su periodo de autorización en EEUU a finales de noviembre y de que alguna de las dos o ambas, por la vía de emergencia, obtenga en diciembre el visto bueno para su comercialización, puede ser suficiente para que los inversores consideren el freno de la recuperación en este trimestre y, quizás, en el siguiente como un simple bache en la senda hacia la normalización. Todo ello sin tener en cuenta la favorable evolución de las tres vacunas que se encuentran más avanzadas en China. Por lo tanto, aunque a corto plazo cabe esperar un repunte de la volatilidad en los mercados como consecuencia de las ramificaciones del COVID-19, cuando se toma perspectiva existen motivos para esperar que la brecha entre la economía financiera y real vuelva a aumentar. Una cuestión que en sí entraña riesgos relevantes, pero que se verá alimentada por el efecto distorsionador de los bancos centrales y las expectativas puestas en los estímulos fiscales a lo largo del mundo.
  • En este contexto y ante unos mercados en los que, como bien sabemos, siempre se mira al futuro, lo importante de los datos de septiembre y de los PIB del 3tr20 que conoceremos en los próximos días en ambos lados del Atlántico radicará en que éstos confirmen su esperado buen desempeño, dado que implicará que la economía no se encuentra en una posición tan precaria para afrontar los turbulencias que están por llegar en el corto plazo. Sin embargo, esto no evitará el incremento pasajero de la volatilidad en los mercados, pudiendo darse momentos en los que la liquidez se convierta en la opción preferida y asistamos tanto a ventas en la renta variable como en la deuda soberana. Un contexto en el que dudamos de la capacidad del oro para servir de refugio, dado que fallará la “pata” de la inflación esperada que resulta clave en este caso. Por el contrario, sí cabe esperar movimientos al alza del dólar y el yen debido a los flujos de repatriación por parte de los inversores estadounidenses y japoneses.

Intermoney Análisis y Estudios.
Autores: Francisco Vidal, Gabriel Marquès, Mariano Valderrama.

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