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Ya conocemos el plan de Biden

Medios 17 enero, 2021

La jornada del jueves acababa con la presentación oficial del plan del presidente electo de EEUU, Joe Biden, para acelerar el crecimiento del país. Un plan que, a la postre, no se apartaba demasiado de lo filtrado en las últimas horas ya que era concebido como una acción en dos fases. En primer lugar, todavía se articularían acciones denominadas de “rescate” y, en segundo, se evolucionaría hacia una etapa de relanzamiento económico, presupuestándose ambas en una cantidad de 1,9 billones $ en línea con lo ya adelantado durante el día de ayer por medios tales como el New York Times.

En principio, cada 900 billones $ de estímulo fiscal podrían sumarse hasta 1,5 puntos al crecimiento del PIB de EEUU y esto implica que el plan de acción propuesto sumaría poco más de 3 puntos al avance del PIB estadounidense. Un empuje adicional que se antoja más necesario que hace unas semanas debido al desempeño peor de lo esperado de la economía estadounidense en la parte final de 2020 y los primeros compases de 2021. Los datos de mercado laboral así lo atestiguan ya que, ayer, se conocía el destacado repunte de las peticiones semanales de desempleo hasta 965.000 en la primera semana de 2021 frente a las cifras de 784.000 de la semana previa, lo cual indicaba que las debilidades observadas en el empleo de EEUU en diciembre tendrán continuidad en enero.

De vuelta al plan de estímulos de Biden, a pesar de la mayoría demócrata en el Congreso y el Senado, no debemos dar por hecho que las medidas de reactivación económica promovidas por el presidente electo de los EEUU pasen rápidamente los filtros del Capitolio y, además, que lo hagan en el formato presentado ayer. Los republicanos, aunque la figura de Trump parezca haber fragmentado el partido, cabe esperar que presenten un posicionamiento mucho más cohesionado en la respuesta a las políticas económicas de Biden y éstos siguen atesorando una minoría de bloqueo suficiente en el Senado. En el caso de estar presente la totalidad de la cámara alta, resulta necesario el apoyo de 60 senadores para poder proceder a la votación final de muchas cuestiones importantes y los republicanos cuentan con 50 senadores. En la práctica, la mayoría de los demócratas en el Senado se apoya en el respaldo de dos senadores independientes y el voto de calidad de la presidencia de la cámara que, a partir del día 20 de enero, recaerá en la demócrata vicepresidente de EEUU, Kamala Harris.


En otras palabras, el margen de acción de los demócratas en el Senado no es tan amplio como se percibe, aun sin llegar a entrar en una cuestión importante: no todos los miembros del partido del presidente Biden ven con buenos ojos un gran plan de estímulo. La elevada carga de la deuda pública en EEUU es una cuestión que no sólo preocupa entre las filas republicanas, sino también entre determinados demócratas. En este punto, sirva como referencia que ya estimábamos un avance de la deuda estadounidense hasta cerca del 110% del PIB en 2023, sólo teniendo en cuenta el último estímulo aprobado de casi 900 mm. $. Luego, si acabase tomando forma el plan propuesto, la citada cifra no haría más que aumentar, a pesar de tener en cuenta el efecto positivo en forma de más PIB y los planes para aumentar en un futuro los impuestos empresariales.

En otras palabras, no debe darse por hecho que el plan de reactivación económica propuesto por Biden sea una realidad rápidamente y tampoco que tome la forma anunciada ayer. Un plan que incorpora como medidas estrella el refuerzo de los pagos directos a los estadounidenses y el apoyo financiero a los estados y corporaciones locales. En el primer caso, se presupuesta reforzar con 1.400 $ los pagos directos de 600 $ recientemente aprobados para los estadounidenses con ingresos anuales inferiores a 75.000 $, lo cual consumiría 465 mm. $. En el segundo, se proyecta un respaldo financiero de 350 mm. $ a las AAPP con el que se busca frenar el deterioro de los servicios públicos. En este sentido, debe tenerse presente que, desde septiembre, se han destruido 616.000 puestos de trabajo en la esfera gubernamental de los EEUU.

Junto a los anteriores elementos, la tercera medida estrella del plan Biden consiste en articular pagos extraordinarios por desempleo a razón de 400 $ semanales que, además, se extenderán 6 meses más hasta septiembre. Una medida que se estima consuma otros 350 mm. $ y a la que se suman otras como los 170 mm. $ para acelerar la reapertura de colegios y universidades o los 400 mm. $ para luchar contra el COVID-19 en distintos ámbitos, incluidos los 160 mm. $ destinados a vacunas y pruebas diagnósticas.

En conjunto, asistíamos a una propuesta ambiciosa y positiva para la actividad en EEUU, pero que no está exenta de sombras en cuanto a los tiempos de su aprobación y, sobre todo, en lo referente a lograr la superación de la minoría de bloqueo republicana del Senado con una propuesta de 1,9 billones $. Todo ello sin olvidar que la implementación de cualquier plan siempre genera desafíos y retrasos, si bien este cuenta con una ventaja al presupuestar casi 800 mm. $ en pagos directos a los hogares. Una cantidad que, de tomar forma, llegaría a la economía sin intermediarios y esto sería francamente positivo.

No obstante, como venimos insistiendo, resulta razonable atesorar ciertas dudas sobre los tiempos y el formato final del plan de Biden, sin olvidar que éste iba acompañado de una propuesta para establecer el salario mínimo en 15 $ por hora y, en una segunda fase, puede deparar subidas de impuestos a las grandes empresas. Así que, aunque en términos netos el efecto económico sería positivo, las cuestiones expuestas y el hecho de que el mercado ya había estado especulando con el refuerzo de los estímulos fiscales en EEUU, explican que la respuesta de la renta variable estadounidense al anuncio de ayer sea tibia. Además, tampoco debemos olvidar que no todo son los estímulos en EEUU y los inversores ya están en modo temporada de resultados del 4tr20, al tiempo que el aumento de los casos de COVID-19 en China empieza a generar algunas dudas sobre el país que se había convertido en el puntal del crecimiento mundial. Todo ello en un contexto en el que los índices bursátiles estadounidenses ya cotizaban un futuro bastante mejor.

Ahora bien, tampoco debe obviarse otra circunstancia como que los últimos datos de la economía estadounidense evidencian la necesidad real de los estímulos y esto, en parte, resta empuje a su impacto positivo desde la perspectiva de los mercados. Por ejemplo, en el 4tr20, la creación de empresas cayó en EEUU un 28,5% y las cifras empeoraron en las cuatro grandes regiones en las que se divide el país.

Por otro lado, en el inicio de este informe ya hacíamos mención al incremento de las peticiones semanales de desempleo en 181.000 hasta 965.000 en EEUU; empeoramiento que, en parte, puede venir explicado por el incentivo a inscribirse como desempleado debido a la reciente mejora de las prestaciones por desempleo. No obstante, debe reconocerse que este efecto convive con los malos datos de infecciones por COVID-19 en EEUU, los cuales están pasando una factura económica mayor de lo esperado en la parte final de 2020 y comienzos de 2021. De hecho, ésta resulta más visible en los datos de peticiones por desempleo sin ajustar por estacionalidad que aumentaban en 231.335 personas hasta 1,15 millones y que incluyendo otras personas al amparo de programas federales por desempleo sumaban 1,4 millones; cifras que pueden llegar a ser más nobles que las ajustadas debido a las dificultades para restar correctamente el efecto estacional que han causado los datos anómalos de los últimos tiempos.

En conjunto, las cifras conocidas ayer apuntan a que en enero el número total de estadounidenses que recibe alguna ayuda por desempleo de los distintos programas gubernamentales superará los 18,4 millones de finales de diciembre. Unas cifras que, a su vez, evidencian el severo deterioro del mercado laboral de EEUU que pone en duda la sostenibilidad de cualquier repunte de la inflación, más allá de la ventana primaveral con mayores tasas derivada de la comparación con los peores momentos de la crisis del COVID-19. De hecho, cabe recordar que llegamos a ver la cotización del barril de crudo WTI en niveles negativos en el pasado abril. Así que, dada la citada comparación con lo peor de la crisis sanitaria, seguramente, asistamos temporalmente a indicadores claves de precios en el orden del 2% en EEUU. Sin embargo, cabe insistir en que se tratará de algo temporal, dado que ante los elevados niveles de desempleo existentes y lo cotoso de la total recuperación del mercado laboral, estamos muy lejos de asistir a un escenario presidido por los efectos de segunda ronda y espirales inflacionistas.

En la anterior línea, resultaba muy significativa la insistencia del presidente de la Fed en que la economía estadounidense se encuentra lejos de los objetivos de inflación y empleo atesorados por la autoridad monetaria. A la sombra de esta realidad, Powell dejaba claro que en el corto plazo no se reducirán las compras de activos de la Reserva Federal y tampoco se procederá a aumentar los tipos, aunque este segundo punto debe reconocerse que está más que asumido entre los inversores que, realmente, debaten sobre el futuro del balance de la institución. Así que no resulta ninguna sorpresa que el rendimiento del T-Note a 10 años se sitúe en 1,105% en la mañana del viernes después de alcanzar ayer niveles de 1,13% en medio de las especulaciones sobre el plan de reactivación de Biden, el cual muchos esperan que alimente la inflación en EEUU.

Las palabras de Jerome Powell también servían para que el dólar pusiese un pequeño paréntesis a su fortalecimiento, si bien hoy viernes ya vuelve a coquetear con el 1,212 en su cruce con el euro. En este sentido, no podemos dejar de lado que el presidente de la Fed también reafirmase que la institución comunicará con la suficiente antelación cualquier movimiento y, sobre todo, que no dará pasos en falso: “Una lección de la crisis financiera global es tener cuidado de no salir demasiado pronto y, por cierto, tratar de no hablar de salida todo el tiempo… porque los mercados están escuchando” y “La economía está lejos de nuestros objetivos… y estamos firmemente comprometidos… a utilizar nuestras herramientas de política monetaria hasta que el trabajo esté bien y verdaderamente hecho”. Unas declaraciones que, de paso, sirven para avalar nuestra tesis de que la Fed evitará cualquier comportamiento desestabilizador de los treasuries y, de hecho, no es casual que estas palabras contundentes de Powell lleguen después de los últimos movimientos del T-Note a 10 años.

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Intermoney Análisis y Estudios.
Autores: Francisco Vidal, Gabriel Marquès, Mariano Valderrama.

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