El salvavidas chino y ¿de las vacunas?
  • Las informaciones durante el fin de semana no eran buenas en Europa en lo que a la evolución del COVID-19 se refiere ya que Italia llegaba a informar de otro máximo histórico de contagios en un solo día, 11.705 casos, y los números todavía eran más inquietantes en Francia donde los nuevos casos llegaban a sumar 32.427 en 24 horas. Unas cifras de récord que deben tomarse como la antesala de más medidas de control que pasen factura a la actividad económica en el 4tr20 y esto implica que debemos estar preparados para experimentar un frenazo de la recuperación económica en la Eurozona. Ahora bien, a ojos del mercado, lo importante es cuán duradera puede ser la situación ya que la experiencia reciente ha demostrado que, en cuanto el COVID-19 da el mínimo margen para vivir con cierta normalidad, la actividad económica se recupera más rápido de lo previsto.
  • En este contexto y después de una semana con varios varapalos importantes en la lucha farmacéutica contra el COVID-19, las últimas noticias en este ámbito pueden servir para que se cotice que la segunda ola de la enfermedad ocasionará un tropiezo pasajero en la recuperación, especialmente, en Europa. La farmacéutica Pfizer confirmaba que espera solicitar, a finales de noviembre, la autorización en EEUU para comercializar su vacuna del COVID-19, lo cual permitirá que se diluya el escenario de riesgo acorde con que las soluciones definitivas contra la enfermedad podrían retrasarse todavía unos trimestres. Posteriormente, vendrá el debate sobre la efectividad y seguridad real de las vacunas desarrolladas, pero el mercado lo que necesita ahora es confianza en que éstas no se demorarán demasiado tiempo y el anuncio de Pfizer supone un importante punto de inflexión en este sentido.
  • Luego, noticias tales como las de Pfizer pueden neutralizar el efecto del avance del COVID-19 en Europa, sobre todo, porque al igual que no pueden descartarse informaciones negativas en este ámbito, tampoco se pueden descartar noticias positivas. En este punto, se impone recordar que un total de 11 desarrollos de vacunas de COVID-19 se encuentran en fase 3, es decir, en la antesala de potenciales aprobaciones que, además, pueden producirse por la vía de urgencia. De forma que el mercado, en un aspecto clave para el escenario económico, cuenta con apoyos para abstraerse del corto plazo y pensar que 2021 será mejor.
  • Junto con Pfizer, las referencias macroeconómicas procedentes de China nos endulzarán el inicio de la semana. La pasada madrugada, el PIB de China defraudaba al crecer un 2,7% trim. y 4,9% a. frente a sendas cifras esperadas de 3,3% trim. y 5,5% a.; circunstancia que se veía más que compensada por la constatación de su total recuperación y el hecho de que se viera acompañado de datos de la industria y el consumo apuntando su sólida recuperación.
  • En el conjunto de 2020 hasta septiembre, el PIB de China ha crecido un 0,7%; cifra que evidencia que el gigante asiático ya se encuentra totalmente recuperado de la crisis del COVID-19 y, lo que se resulta más importante, se prevé que tenga continuidad su buen desempeño económico en el corto plazo. De acuerdo con las declaraciones del gobernador del PBoCh del pasado domingo, la economía china crecerá cerca de un 2% este año y esto resulta acorde con un avance del PIB chino ligeramente superior al 2% en el 4tr20.
  • La aceleración del crecimiento de la producción industrial en el gigante asiático hasta 6,9% a., lejos del 5,8% a. previsto, servía para relativizar la decepción del PIB. En el conjunto de 2020, la industria china acumula un crecimiento del 1,2%, sobresaliendo el buen hacer de la producción de acero (+12,3% a. y +5,6% YTD) que corrobora el papel fundamental de la inversión pública como puntal de la recuperación industrial en China.
  • En paralelo, las ventas minoristas se consolidaban en terreno positivo en China al aumentar un 3,3% a. en septiembre que implicaba la superación de forma holgada de las estimaciones acordes con un avance del 1,6% a., debiendo destacar que el gasto en el sector de la restauración mejoraba hasta arrojar un descenso de sólo el -2,9% a. frente al -46,8% a. registrado en marzo. No obstante, éste continuaba siendo el gran punto débil de la estadística ya que, a diferencia de lo ocurrido con los derivados del petróleo, su descenso en los últimos meses era resultado de la menor demanda y no de la caída de los precios como ocurría con los carburantes.
  • Sin embargo, en lo que concierne al futuro, cabe esperar la continuidad de las mejoras en el sector de la restauración en China, dado que los datos de consumo de servicios vinculados con el ocio en el periodo vacacional de la “Semana Dorada” alimentan el optimismo a este respecto. En dicho periodo, aunque no se han recuperado los niveles del año pasado, los destinos turísticos fueron visitados por 637 millones de turistas nacionales y esto equivale al 79% de la cifra de 2019. Un valor que resulta mucho mejor de lo que parece, dado que las autoridades limitaron al 75% la capacidad de muchos destinos y atracciones turísticas. De forma que, una vez tenemos en cuenta esta circunstancia, podemos decir que las cifras son casi acordes con un escenario de total recuperación. Esto se tradujo en unos ingresos del turismo doméstico de 466.560 mill. CNY (68.700 mill. $) en el citado periodo vacacional, lo cual equivale al 69,9% de la cifra alcanzada en 2019.
  • Por otro lado, las ventas de coches en los periodos próximos a la “Semana Dorada”, el mejor momento del año para esta actividad en China, repuntaron un 12,8% a.; cifra que concordaba con el hecho de que, según Ford, sus ventas de vehículos en el gigante asiático aumentaron a su mayor ritmo desde 2016 en el 3tr20 (25% trim.). El gasto de los chinos evoluciona favorablemente y existen motivos para esperar que siga siendo así. En septiembre, la tasa de paro descendía dos décimas hasta 5,4% y rozaba los valores de principios de año, lo cual es una muy buena señal en lo que respecta al comportamiento del consumo en el futuro próximo. No obstante, en lo que al paro se refiere, debemos tener en cuenta que la cifra oficial contabiliza el desempleo en las áreas urbanas, pero no tiene en cuenta a los trabajadores que han emigrado desde el campo a las ciudades; colectivo en el que se ha concentrado la destrucción de empleo en China.
  • Por último, los datos de inversión en construcción que aceleraban hasta 0,8% en el acumulado del año hasta septiembre y las cifras de la inversión residencial que mejoraban hasta 5,6% en el mismo periodo, también daban buenas noticias en China. A cambio, el aspecto negativo de estos dos indicadores estriba en que la meta de la rápida recuperación ha llevado a actitudes más permisivas con el sector residencial que ya acumulaba ciertos excesos, si bien cabe esperar que esta situación se vaya corrigiendo.
  • En conjunto, los indicadores macroeconómicos de China confirman la rápida recuperación de la segunda economía del mundo y se suman a las noticias esperanzadoras respecto a la vacuna del COVID-19, lo cual dará forma a un inicio de semana positivo y tranquilo. Una circunstancia que se verá favorecida por la escasez de referencias en la jornada del lunes, siendo lo más relevante las citas con los resultados empresariales y las declaraciones en el ámbito de los bancos centrales. En cuanto a las segundas, no cabe esperar grandes sorpresas ya que el BCE seguirá dando forma a un lenguaje que es la antesala del refuerzo de sus acciones de estímulo, mientras que desde la Reserva Federal se continuará señalando que no deben esperarse movimientos por su parte en el cortísimo plazo. De nuevo, la cercanía de las elecciones en EEUU llevará a que desde el banco central estadounidense se intente descargar el grueso de la responsabilidad de los estímulos en el ámbito fiscal.
  • Luego, existen motivos para esperar que el actual escenario de tipos y, a su vez, de rendimientos de la deuda todavía nos acompañe durante bastante tiempo en la UEM. Un escenario que se traduce en que, actualmente, el 69% de la deuda soberana de los países de la zona euro cotizada en mercado atesora rentabilidades negativas y esto equivale a títulos por valor de casi 6 billones €.
  • La generosidad de los grandes bancos centrales como el BCE continuará siendo clave para garantizar la sostenibilidad de la deuda de muchos países en un momento crítico, pues existe el riesgo de asistir a una segunda oleada de rebajas de calificaciones crediticias en el ámbito soberano a lo largo del mundo. De esta posibilidad ya ha alertado S&P al señalar que algunas de las principales economías mundiales pueden sufrir recortes de sus calificaciones o rebajas de sus perspectivas crediticias como consecuencia del sobresfuerzo que ha supuesto para las arcas públicas la crisis económico-sanitaria.
  • En total, S&P ha recortado el rating o las perspectivas crediticias de 60 países en lo que llevamos de 2020, cuando han corrido la suerte contraria un número muy reducido de naciones. El problema no radica tanto en lo ocurrido este año, sino en que las consecuencias del COVID-19 se arrastrarán durante los siguientes ejercicios. En primer lugar, no son excepcionales los casos de países que sumarán de 15 a 20 puntos de PIB a su deuda pública, volumen que en otras circunstancias habría tardado en acumularse 4 o 5 años. En segundo, el gasto público continuará por encima de lo normal durante un periodo que puede prolongarse de 3 a 5 años.
  • En la actualidad, casi la cuarta parte de los países a los que evalúa S&P poseen perspectivas negativas para su calificación crediticia y, entro éstos, se encuentra Australia con una nota de AAA, España de A o Italia y Méjico que atesoran un BBB. En conjunto, el gran riesgo para todos estos países radica en que el resurgir del COVID-19 obligue a un esfuerzo todavía mayor por parte de las finanzas públicas. En este sentido, tenemos ejemplos muy recientes como el proveniente de Italia, donde durante el fin de semana se acordaba aumentar los recursos destinados a sanidad y educación en los presupuestos de 2021, además de crear un fondo adicional por valor de 4 mm. € para compensar a las compañías más afectadas por el COVID-19 y la ampliación temporal de los esquemas de regulación temporal de empleo. En total, teniendo en cuenta las medidas acordadas previamente, Italia reforzará su gasto en 40 mm. € en 2021; ejercicio en el que sus autoridades estiman un crecimiento de la economía nacional del 6% y un déficit público próximo al 7%, después del déficit del 10,8% del PIB que proyectan para este año.
  • En el conjunto de la Eurozona, los borradores de los presupuestos hechos llegar a la Comisión Europea son acordes con un déficit público de 976 mm. € en 2020, cerca de un 9% del PIB, que sólo se reducirá hasta poco menos de 700 mm. €, o el 6% del PIB, en 2021. Luego, los temores de S&P respecto al sobreesfuerzo de las finanzas públicas de algunos países están fundamentos y se extienden a Latinoamérica donde no sólo afectarían a Méjico, también a Brasil y Colombia, aunque la situación sea más preocupante en el África subsahariana donde se espera un repunte de los impagos y ejercicios de reestructuración de deuda.
  • La situación en muchas naciones de bajos ingresos es tal que el FMI y el Banco Mundial se están implicando de forma decisiva para lograr el aligeramiento de sus cargas en forma de deuda. Junto a la situación de estos países, se impone subrayar el fortísimo deterioro de las finanzas de la India ya que, de acuerdo con S&P, su deuda pública rondará el 90% del PIB en 2020; ejercicio en el que se asistirá a la explosión de los pagos por intereses que equivaldrán a casi el 35% de los ingresos públicos.
  • La situación de las finanzas públicas en EEUU también es mejorable ya que, en el año fiscal 2020, el déficit público estadounidense alcanzó 3,13 billones $, lo cual implica multiplicar por más de 3 veces las cifras alcanzadas un año antes. Además, la anterior cifra implicaba más que doblar los 1,42 billones $ del record histórico que se dio en 2009 durante la lucha contra la crisis financiera global. En septiembre, el déficit fiscal de EEUU con -124.611 mill. $ se alejó en gran medida del superávit de 82.768 mill. $ cosechado en el mismo mes de un año antes y venía a redondear un año fiscal muy exigente para las arcas de EEUU y en el que los gastos marcaban la gran diferencia, dado que estos aumentaban en 2,1 billones $ hasta 6,55 billones $ debido casi exclusivamente a los costes derivados de la crisis económico-sanitaria.
  • Ante las cifras expuestas, los últimos cálculos que señalan que Biden podría tomar medidas que aumenten los ingresos fiscales de la Administración federal en casi 2,4 billones $ durante la próxima década casi parecen algo residual. De hecho, en un primer momento, se daría un incremento de los ingresos fiscales de EEUU de poco más del 1% del PIB y, además, esto ocurriría a partir de enero de 2022, concentrándose las alzas impositivas en las empresas y los ciudadanos que contabilicen ingresos fiscales superiores a los 400.000 $ anuales. Luego, las acciones promovidas por Biden no representarían medidas fiscales traumáticas, pero tampoco reconducirían de forma determinante la salud de las finanzas públicas de EEUU y esto reforzará la importancia del mantenimiento de una política monetaria generosa por parte de la Fed en el largo plazo.
  • El hecho de que en EEUU el mercado residencial se comporte de forma sólida, el consumo de los hogares siga todavía avanzando a un ritmo apreciable (las ventas minoristas superan en un 3,7% los niveles pre-crisis) y las condiciones financieras sean francamente laxas, permitirán que la Fed llegue a su encuentro del 5 de noviembre sin dar ningún paso adicional. Por ejemplo, los tipos hipotecarios a 30 años se encuentran en mínimos del 3,0%.
  • Otra cuestión distinta será lo que puede ocurrir el citado día 5 de noviembre, pues entonces las elecciones en EEUU habrán pasado y la Reserva Federal no dudará en actuar, si considera que la situación lo requiere. En dicho momento, importará poco si los agentes económicos de EEUU necesitan inyecciones directas de recursos que no pueden llegar de la mano de la política monetaria y sí de la fiscal, pues se reforzarán las compras de activos, a pesar de no ser la medida adecuada.
  • En el periodo poselectoral, mandará la necesidad de no seguir retrasando las medidas de apoyo y, en especial, si se da el escenario de riesgo acorde con una situación de bloqueo institucional. Entonces cobrará importancia que el Libro Beige, cuya nueva edición se publicará el próximo miércoles, haya puesto de manifiesto las dificultades que atraviesan los negocios y el mercado laboral a lo largo de EEUU, en un momento en el que la incertidumbre respecto a los estímulos fiscales convive con el aumento de los contagiados por coronavirus. De hecho, estados como California, Colorado, Tejas, Illinois o Nueva York han reforzado sus restricciones y, por ende, sus respectivos mercados de trabajo se verán resentidos; una circunstancia que, en parte, explicará el porqué del mantenimiento de las peticiones de desempleo en niveles próximos, pero inferiores, a las 900.000 por semana.
  • Sin embargo, el Libro Beige de la Fed pasará casi desapercibido esta semana y sólo cobrarán valor sus mensajes, una vez pasada la cita electoral y, además, sólo si el resultado de ésta reclama más acciones, pues sus conclusiones alimentarán los argumentos de la intervención. Entre éstos, seguramente, se encontrará un estudio reciente de los economistas de la Reserva Federal que estimaba en 3,5 billones $ adicionales las compras que debe realizar la institución para compensar el impacto negativo del COVID-19 sobre la economía.
  • Los potenciales acontecimientos a principios de noviembre todavía se antojan lejanos y, antes, el mercado tendrá otros motivos de preocupación, tales como el potencial resurgimiento de las tensiones comerciales. El sábado, se conocía la aprobación en China de una ley que restringe las exportaciones de artículos controlados, lo que permite al gobierno actuar contra países que abusan de los controles de exportación de una manera que daña los intereses del gigante asiático. En otras palabras, al amparo de la seguridad nacional, a semejanza de los estadounidenses, los chinos podrán restringir el comercio de ciertos bienes y servicios perjudicando a las empresas de determinados países rivales y, a buen seguro, acabará siendo utilizada contra compañías estadounidenses como respuesta al trato recibido por algunas empresas del gigante asiático. De momento, el paso dado por las autoridades chinas coincidía con las nuevas acusaciones de competencia desleal por parte de EEUU a China y que pueden traducirse en nuevos aranceles a una categoría concreta de motores fabricados en el gigante asiático.
  • Por lo tanto, las fricciones comerciales entre las dos mayores potencias del mundo pueden volver a salir a relucir. Mientras tanto, las negociaciones de las relaciones de la UE y el Reino Unido después del brexit seguirán generando bastante ruido. En los últimos días, el primer Ministro británico replicaba la estrategia de Trump en lo concerniente a los estímulos fiscales, es decir, escenificaba la ruptura de las negociaciones con la UE para, a continuación, abrir la puerta a que éstas continúen, aunque condicionando su éxito a que los veintisiete cedan en sus posiciones.
  • Johnson quiere evitar las negociaciones de última hora con cesiones indeseadas, justamente lo que busca la UE. Sin embargo, su órdago acorde con que el Reino Unido está dispuesto a asumir un escenario comercial a la australiana y compensar la pérdida de negocio en la UE con tratados de libre comercio con otros países resulta un brindis al sol. En principio, no parece muy buena idea sacrificar mercados ya consolidados para las empresas británicas y a los que pueden acceder al amparo de bajos costes de transporte e intercambio, cuando la contrapartida es facilitar los negocios en mercados lejanos y que no sólo implican mayores costes de transporte, también aspectos culturales diferentes que hay que abordar y, sobre todo, una baja penetración de los productos británicos. Un hecho, este último, que exigiría importantes inversiones a cambio de un premio incierto para las empresas del Reino Unido.
  • En la práctica, ninguna de las dos partes está preparada para un futuro sin acuerdo y cuesta creer que Reino Unido esté dispuesto a asumir unas relaciones comerciales al amparo de las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), tales como las que rigen entre la UE y Australia. El paralelismo ya resulta en sí absurdo ya que el principal mercado para las empresas australianas es Asia, a donde van destinadas casi el 80% de sus exportaciones frente al 9% que va dirigido a Europa y, de éstas, el 40% están destinadas al Reino Unido. Luego, la UE es un mercado secundario para Australia (15 mm.€ en exportaciones en 2019) al que, además, exporta mayoritariamente materias primas. Así que la tipología de las relaciones comerciales de Australia con la UE justifica que las reglas al amparo de la OMC sean consideradas suficientes, si bien para el Reino Unido la UE es su gran primer mercado al que exporta bienes y servicios de alto valor añadido y explica algo más del 40% de sus exportaciones.
  • De momento, la escenificación de las diferencias entre Londres y Bruselas como parte de su estrategia negociadora hará que los PMI de octubre del Reino Unido, que conoceremos a finales de semana, defrauden las expectativas. De hecho, en IM esperamos que el dato del sector manufacturero ceda desde 54,1 en septiembre hasta 52,5 en el mes actual, al tiempo que en el mismo lapso el índice de servicios pase de 56,1 a 52,7 al verse también afectado por el endurecimiento de las restricciones vinculadas al avance del COVID-19.
  • Los importantes desafíos existentes para el Reino Unido se resumían, el viernes pasado, en el recorte de su rating por parte de Moody´s desde Aa2 hasta Aa3 con perspectiva estable. Así que el Reino Unido, pero también la UE, tiene importantes motivos para seguir negociando, tal y como ocurrirá esta semana en un contexto en el que los acontecimientos dan la razón a los negociadores de la UE, quienes creen que Londres busca concesiones de forma desesperada. En este sentido, el domingo, se filtraba que los británicos podrían enmendar la ley que da cobertura a la ruptura del tratado firmado con la UE.
  • En EEUU, el ruido político nos seguirá acompañando en los próximos días y Trump continuará haciendo creer que un acuerdo para el refuerzo de los estímulos fiscales es posible, justo en la antesala de su segundo y último debate con Biden. El presidente de los EEUU ha llegado a insinuar que si hay acuerdo con los demócratas en el Congreso, él allanará su aprobación en el Senado, aunque esto choca con la realidad. El martes, los senadores republicanos aprobarán nuevos recursos para ayudar a las empresas y la cantidad puede rondar los 250 mm. $; cantidad a la que se sumará la aprobación de medidas de estímulo por valor de 300 mm. $ en la jornada del miércoles. En total, unos 550 mm. $ que se quedan muy lejos de las acciones por valor de, al menos, 1,8 billones $ que Trump ha ofrecido a los demócratas. Luego, a corto plazo, los estímulos fiscales siguen igual de lejos en EEUU y ésta será un arma arrojadiza en el debate del jueves entre los principales candidatos a la presidencia del citado país.
  • El viernes, las ventas minoristas de septiembre sorprendieron en EEUU con un crecimiento del 1,9% m. que fulminaba las previsiones de un avance del 0,8% m., lo cual permitía que se consolidasen en niveles pre-crisis al superar en un 3,7% m. sus cifras del pasado enero. Asimismo, aún teniendo en cuenta la revisión a la baja del mes anterior, la definición de las ventas excluyendo automóviles y carburantes repuntaba un 1,5% m., gracias a los avances registrados en casi todas las componentes de la estadística. De hecho, las ventas de electrónica con un retroceso del -1,6% m. representaban la excepción negativa, pero no evitaban que el conjunto de las ventas minoristas escalase un 66,0% trim. a. en EEUU y esto resumía bien la rápida recuperación del consumo en el país. Un dato que se tornaba todavía más positivo cuando se tiene en cuenta que éste se producía, a pesar de que el gasto en bares y restaurantes todavía se sitúa un 15% por debajo de sus niveles de febrero.
  • Ahora bien, la pregunta es hasta cuándo es sostenible el buen desempeño del gasto de los estadounidenses. En primer lugar, lo atípico de este año está llevando a que se ponga en duda la calidad del ajuste estacional y haya quien llame la atención sobre los descensos del -1,0% m. en agosto y -2,8% m. en septiembre de las ventas minoritas sin dicho ajuste. En segundo, cuestiones como el temor al transporte público han derivado en un boom de las ventas de coches que acabará por diluirse. Finalmente, los últimos estudios apuntan a que, una vez terminaron los pagos extraordinarios por desempleo el 31 de julio, buena parte de los parados de EEUU consumieron rápidamente sus ahorros durante los meses de agosto y septiembre. Un factor que, en la parte final del año, se combinará con el avance de las restricciones vinculadas al COVID-19 y que se dejarán sentir en las cifras de consumo, acentuando su desaceleración el 4tr20.
  • La mejora de la confianza de los estadounidenses elaborada por la Universidad de Michigan hasta niveles de 81,2 en octubre, máximos desde marzo, no debe entenderse como sinónimo de que su gasto continuará mejorando a buen ritmo, a pesar del buen desempeño de la componente de expectativas. De nuevo, la mejora de la confianza se veía encabezada por quienes se definen como demócratas, lo cual confirma que las respuestas en las encuestas se están viendo más influenciadas por cuestiones políticas que económicas.
  • En conjunto, dado que las respuestas con un trasfondo político están sesgando los resultados de las encuestas de confianza a los consumidores en EEUU, éstas atesoran un menor valor para adelantar el comportamiento del gasto de los estadounidenses. Una situación que no ocurre con los pedidos de fábrica para predecir la evolución de la industria y éstos, en agosto, consolidaban sus mejoras, a pesar de situarse a algo más de un 5% de los niveles pre-crisis. Por lo tanto, el inesperado tropiezo de la industria estadounidense en septiembre al caer un -0,6% m. no debe encender las alarmas, aunque también fuera extensible a la actividad manufacturera (-0,3% m.). Estas cifras se vieron muy afectadas por los pobre registros en las categorías de vehículos y sus componentes (-4,0% m.), bienes vinculados con la electrónica (-2,6% m.) y utilities (-5,6% m.). Unos datos cuya contrapartida era que el uso de la capacidad instalada se situase en 71,5% en septiembre frente a los valores de 76,9% de febrero.

Intermoney Análisis y Estudios.
Autores: Francisco Vidal, Gabriel Marquès, Mariano Valderrama.

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