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SITUACIÓN ACTUAL DE MERCADO

Perspectivas 21 agosto, 2019

Nota especial

El drama puede esperar

El hecho de que la FED estadounidense bajara su tipo de intervención en un 0,25% el pasado 31 de julio, primer descenso desde el año 2008, es indicativo de que el entorno económico global presenta problemas. Por más que desde el Banco Central se recalcara que se trataba de una bajada “preventiva” en medio del ciclo actual. Diversos organismos internacionales, incluida la propia FED, han hecho alusión en repetidas ocasiones al efecto, en términos de crecimiento, de una “guerra comercial” que el propio EE.UU. alimenta frente a China.

Un conflicto comercial como el actual siempre causa daños colaterales en las economías más abiertas y, por tanto, más dependientes del comercio internacional, como son la Eurozona en su conjunto y Alemania en particular, con el sector exportador del automóvil como ejemplo más palpable. El Banco Central Europeo (BCE) también anunciará medidas más expansivas el próximo mes de septiembre (quizás bajadas del tipo de depósito y compras de activos).

Los indicadores macro más recientes están reflejando que el deterioro a escala internacional es más que evidente. En China, si bien las tasas de crecimiento son sustancialmente superiores a las de países más desarrollados, muchos indicadores marcan mínimos en más de quince años. Esta debilidad se refleja en la depreciación del yuan, que en su cruce contra el dólar supera la barrera de los 7 yuanes/dólar, aunque hay quien ve en ello la intención del Gobierno chino de debilitar su divisa para contrarrestar la introducción de aranceles. La propia Administración estadounidense ha tildado a China de “manipulador de divisas”. Y eso que el yuan sólo se deprecia un 2,5% en el presente ejercicio…

Por su parte, la Eurozona registraba en el segundo trimestre un crecimiento trimestral de sólo dos décimas, un 0,2%, con Alemania registrando una caída de un -0,1%. El Bundesbank alerta, además, de la elevada posibilidad de que el tercer trimestre sea también negativo, lo que para algunos supondría decir que técnicamente la economía germana estaría en “recesión”. El deterioro es especialmente evidente en la actividad manufacturera e industrial; la producción industrial está cayendo en la mayoría de países europeos en términos interanuales a una media del -2,5%, con Alemania registrando una caída de casi el doble.

Mientras el escenario no cambie, la incertidumbre que genera la guerra comercial puede terminar generando un parón inversor más severo. En el caso europeo es creciente el temor a que el sector industrial acabe arrastrando al sector servicios. Y con ello hablaríamos ya de una crisis de mayor profundidad, o incluso recesión. Por el momento, la economía de EE.UU. parece estar menos afectada, algo lógico en parte si tenemos en cuenta que es una economía más cerrada al depender en gran medida de su consumo doméstico.

Con todo, no hay que perder de vista que los mercados son, en ocasiones, “maníaco-depresivos”, que pasan de la euforia al pesimismo rápidamente. Y lo que se ve como insalvable (Brexit duro, “guerra comercial”, crisis del automóvil, problemas en las elecciones en Argentina, etc.) tendrá su réplica en mayor laxitud monetaria en EE.UU., China y en Eurozona, así como en economías menores. También podría ser relevante la decisión de Alemania de introducir estímulos fiscales o de mayor gasto público. Los movimientos de las cotizaciones en las bolsas en estas dos últimas semanas, muy dependientes de los famosos “tuits” de Trump, despistan mucho y no ayudan a vislumbrar el fondo de la situación macro y de los mercados con la claridad debida.

En definitiva, nos adentramos en un escenario de deterioro económico en la mayor parte de economías. Algunos indicadores del mercado, como la pendiente de tipos entre el 2 y el 10 años en EE.UU. (casi plana, a punto de invertirse), apoya la idea de que la recesión está cada vez más próxima. Sin embargo, creemos que la acción de los Bancos Centrales y de algunos Gobiernos (con políticas de gasto y/o incentivos fiscales) puede apoyar a los mercados de renta variable durante algún tiempo. No debemos olvidar que los resultados empresariales del segundo trimestre han deparado una sorpresa positiva, tanto en Europa como en EE.UU., siendo especialmente reseñable la mejora en ventas frente a las previsiones. Y, como un aspecto fundamental en cualquier inversión, debemos contemplar las valoraciones de la renta variable, especialmente en algunos sectores europeos, como claramente atractivas en un escenario no recesivo.

Por las razones apuntadas, y dado que contamos con un posicionamiento relativamente conservador, no recomendamos vender posiciones bursátiles. En el terreno de la renta fija, sin embargo, creemos que poco a poco se está gestando una “burbuja”, y estamos siendo cada vez más prudentes en este segmento.

Intermoney Patrimonios
Autor: Alberto Salgado Pérez – Director de Inversiones

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