Las actas de la Fed darán que hablar

En los próximos días, EEUU y China volverán a sentarse a negociar el futuro de sus relaciones comerciales, si bien esta cuestión no será la más importante de la semana.

De hecho, el plato fuerte de la misma será la publicación de las actas del encuentro de junio de la Reserva Federal y la comparecencia semestral de su presidente ante el Congreso y el Senado.

El último encuentro de la Reserva Federal se saldó con un discurso y unas previsiones de tipos acordes con un escenario presidido por los recortes con carácter preventivo y no con el inicio de un ciclo de bajadas en EEUU. De hecho, el escenario que se planteó nos retrotraía a 1995, cuando también se realizaron dichos ajustes preventivos, si bien los riesgos económicos que se busca contrarrestar tienen orígenes diferentes. En esta ocasión, la clave está en el daño originado por las tensiones comerciales y el retorno a la mesa de negociación por parte de EEUU y China resta presión a la Fed, si bien la incertidumbre comercial perdura y esto todavía da margen a la actuación preventiva.

La idea de actuación preventiva era apoyada en el pasado encuentro de junio del FOMC por el propio comunicado que resaltaba los puntos débiles de EEUU, además de “la incertidumbre y las apagadas presiones inflacionistas”. El discurso sobre el escenario abría la puerta a la mayor generosidad y las previsiones de tipos de los miembros de la Fed acababan de confirmar este extremo. En total, 7 miembros del FOMC preveían que los tipos en EEUU acaben 2019 en el rango 1,75-2% y otro en 2-2,25% respecto a un total de 17.

En junio, la idea de los recortes de tipos preventivos de la Fed cobraba fuerza y ésta resultaba compatible con los cambios residuales en las previsiones de PIB y tasa de desempleo de los miembros del FOMC, pues estos entienden que los citados movimientos preventivos de tipos van a servir para apuntalar la actividad y solventar el escenario de riesgo. Una percepción que encajaría con el valle dibujado para los tipos en 2020 (2-2,25%) para, en 2021, volver a los niveles actuales. No obstante, en este sentido, igual de relevante resultaba que ningún miembro del FOMC considerase necesario situar los tipos por debajo de 1,75% en el horizonte existente hasta 2021.

Desde el 19 de junio que se reunió la Fed, hemos asistido a distintas referencias en EEUU que han alimentado las expectativas del mercado acordes con una rebaja de los tipos en 25 p.b a finales de julio. Los ISM, tanto manufacturero como de servicios, cedían posiciones, el gasto en construcción sorprendía a la baja, las órdenes industriales se mostraban débiles y la confianza de los consumidores, según el Conference Board, sufría un inesperado y fuerte deterioro. En conjunto, con independencia de la lectura de la situación de la economía estadounidense que proporcionan estos datos, lo cierto es que jugaban a favor de las expectativas del mercado.

No obstante, la anterior situación chocaba en EEUU con el muro de un mercado laboral que se comportaba mejor de lo esperado en junio y un gasto personal real que aceleraba hasta 4,2% trim. a. en mayo. En el primer caso, el viernes, conocíamos que en el pasado mes se crearon 224.000 empleos, lo cual permitía que su promedio en 2019 se situase en la saludable cifra de 180.000. Una circunstancia que creemos que no pone en duda los ajustes de tipos de la Fed, pero que era recibida con fuertes ventas de treasuries con el 10 años repuntando +8,4 p.b hasta 2,03%.

Las anteriores ventas se pueden vincular con unas expectativas relativamente agresivas de los inversores, pues coquetean con que en EEUU podrían darse hasta tres bajadas de tipos de 25 p.b de aquí a finales de año. Así, el problema no estriba en que datos como el empleo o el consumo estadounidense pongan en entredicho los recortes de tipos en EEUU, sino en que obliguen a recalibrar la senda de bajadas estimada por el mercado.

La anterior idea es la que puede surgir de las actas de la Fed del próximo miércoles y de las comparecencias de Powell ante el Congreso y el Senado del mismo miércoles y del jueves. En primer lugar, el documento de la Reserva Federal y su presidente situarán los principales riesgos para EEUU en el exterior y esto implicará que cualquier acción preventiva no sería puesta en entredicho por cuestiones como la recuperación del consumo en EEUU.

En segundo lugar, desde la esfera del mercado laboral, Powell pondrá el acento en la capacidad laboral ociosa y no tanto en la creación de empleo. Un planteamiento que suele ser común en la Fed y que encontraba apoyo en los datos de mercado laboral de junio, pues estos arrojaban un incremento de la población activa en +335.000 personas en EEUU hasta situar su total en 162.981.000. Un aumento que, a su vez, explicaba el ligero repunte de la tasa de paro en EEUU hasta 3,6% y se sumaba al ligero repunte del subempleo hasta 7,2% (aunque éste permanece en niveles bajos).

Luego, los datos del mercado laboral avalarían los argumentos de la Reserva Federal que ponen a la capacidad ociosa no visible en el centro de las explicaciones de unos salarios que se comportan peor de lo que hubiera cabido esperar. De hecho, en junio, su ritmo de avance se mantenía en 3,14% a. En conjunto, la identificación de los principales riesgos para la economía estadounidense con el entorno exterior y unos datos de salarios que inciden en el escenario de la Fed y no anticipan cambios en la inflación, permitirán a Powell desarrollar un discurso acorde con las bajadas de tipos preventivas. Ahora bien, la clave radicará en que el debate empezará a virar hacia los tiempos de las bajadas y si su número será el esperado por el mercado, lo cual puede inyectar algo de ruido en los treasuries y la renta variable global.

Mientras tanto, el IPC estadounidense de junio, la gran referencia macroeconómica de la semana al otro lado del Atlántico, no pondrá en entredicho lo apuntado por Powell. El jueves, conoceremos que cedió hasta 1,6% a. al verse afectado por el lastre de la energía, mientras que a nivel subyacente permanecerá estable en el 2,0% a.

La segunda gran fuente de titulares de la semana será la reanudación de las negociaciones comerciales entre EEUU y China, la cual nos recordará los escollos todavía existentes para llegar a un acuerdo rápido. Los estadounidenses, lógicamente, seguirán intentando lograr una mayor protección a la propiedad intelectual y la apertura efectiva del mercado chino, al tiempo que las autoridades del gigante asiático reclamarán que cualquier acuerdo incluya la retirada de los nuevos aranceles instaurados. A este último respecto, el gran problema radica en que EEUU estima que son una necesaria medida de salvaguarda.

En este contexto, no habrá que perder de vista las cifras de balanza comercial de China del mes de junio, las cuales arrojarán el repunte del superávit hasta rondar los 45 mm. $. Sin embargo, lo relevante no es el saldo, sino el comportamiento de las importaciones y exportaciones y ambas apuntarán su deterioro en dólares, recordando que los problemas no desaparecen. Junto a las cifras de comercio, en el gigante asiático tendremos datos de IPC y precios de producción de junio para los que se esperan cifras de 2,7% a. y 0,3% a., respectivamente. Unos datos que estarán muy influenciados por el comportamiento de los alimentos.

Antes de dejar China y el ruido comercial, conviene apuntar dos cuestiones interesantes. En primer lugar, el choque comercial con los estadounidenses puede llegar a tener otros costes indirectos para los mismos en forma de aceleración de ciertos proyectos por parte de los chinos; por ejemplo, el llamado Nasdaq chino empezará a cotizar el próximo 22 de julio. En segundo, los costes del choque comercial son cada vez más visibles, siendo el último ejemplo de ello el anuncio de Samsung respecto al fuerte deterioro de sus beneficios. La empresa surcoreana comunicaba que la caída de la demanda de sus productos, en particular chips de memoria, habría reducido su beneficio en el segundo trimestre en un 56,3% respecto al año anterior. No obstante, esta mala cifra suponía mejorar las expectativas del mercado.

En Europa, las principales referencias de la semana se conocían a primera hora de la mañana del lunes en Alemania. En mayo, la actividad del sector secundario alemán avanzaba un 0,3% m. gracias al mejor desempeño de la actividad manufacturera (después de su desplome de abril), mientras que la construcción se contraía con más fuerza. No obstante, lo importante serán los retrocesos de la tasa trimestral y la anémica recuperación de la producción de bienes de capital e intermedios. Una circunstancia que evidenciará el lastre que la industria será para el PIB germano del 2tr19.

Sin embargo, el 2tr19 es casi cuestión del pasado para unos mercados que siempre miran al futuro y lo cierto es que las perspectivas para la industria alemana son acordes con un horizonte gris. Los pedidos manufactureros caían un -2,2% m. en mayo y el problema es que “llueve sobre mojado”, lo cual explica que la tasa trimestral diluyese su freno hasta -3,1% y la interanual lo aumentase hasta -8,7%. La industria alemana sigue afrontando un futuro complicado que progresivamente se irá traspasando a los datos de exportaciones, pues los pedidos procedentes del exterior caen un -9,6% a. frente al -7,4% a. de los domésticos. Un hecho que será más visible en los datos de las ventas al exterior después del verano, dado que las cifras de mayo, que conoceremos el lunes, arrojarán una tibia recuperación después de su fuerte caída de abril.

En el resto de la zona euro, la industria también será protagonista con leves repuntes de su actividad en mayo cuyo resumen será el incremento del 0,2% m. de la producción en el conjunto de la Eurozona. De momento, el viernes, conocíamos que la actividad industrial del mencionado mes de mayo aumentó un 0,3% m. en España, gracias al buen desempeño de los bienes de consumo no duradero (+1,3% m.) y la energía (+1,8% m.) que ocultaba el tímido repunte de los bienes de equipo (+0,2% m.) y la caída de los intermedios (-1,0% m.). Luego, la composición del indicador era acorde con un dato peor de lo apuntado por su crecimiento agregado.

Antes de dejar Europa, tampoco habrá que olvidarse del estancamiento de las ventas minoristas de Italia en mayo y la información proveniente de Reino Unido y, en concreto, del partido conservador británico a la espera de conocerse quien será su nuevo líder. §  Finalmente, a pesar de estar ante los albores de la temporada de resultados del 2tr19, puede generar mayor interés los movimientos del petróleo. En primer lugar, las tensiones entre Irán y EEUU pueden dar un paso más a partir del domingo, si el país persa rompe los compromisos de enriquecimiento de uranio. En segundo, la OPEP sigue ajustando la oferta de crudo al bombear en junio 29,6 mbd, la menor cifra desde 2014, al no estar compensado el descenso de la producción de Irán y Venezuela.

Intermoney Análisis y Estudios.
Autores: Francisco Vidal, Gabriel Marquès, Mariano Valderrama.

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