Los resultados y el FMI acabarán con la complacencia del S&P500

  • En los últimos días, en medio de una Semana Santa totalmente atípica, se daban nuevas medidas de apoyo y noticias referentes al COVID-19 que eran bien recibidas por los mercados ya que los bancos centrales reafirmaban que no escatimarán esfuerzos para limitar el impacto económico de la crisis sanitaria, al tiempo que en distintos países europeos se hablaba de desescalada de las medidas para poner coto al nuevo coronavirus y los líderes europeos nos sorprendían favorablemente al acordar las primeras medidas paneuropeas de apoyo un poco antes de lo esperado. Sin embargo, la previsible extrema negatividad de la actualización de las previsiones del FMI en la jornada de hoy y el estreno de la temporada de resultados del 1tr20 en EEUU, que traerá revisiones a la baja de las estimaciones por parte de las propias empresas y analistas, degenerarán en el empeoramiento del sentimiento del mercado. Todo ello a la sombra de un acuerdo de la OPEP+ que no servirá para equilibrar rápidamente el mercado del petróleo.
  • Más interesantes eran las declaraciones procedentes del BCE. Praet, economista jefe de la entidad, declaraba en una entrevista a Financial Times que el organismo se estaría planteando incentivar el crédito a hogares y empresas mediante la penalización de la deuda soberana. Un guiño que viene a reforzar el ruido respecto a las posibles medidas para hacer fluir el crédito en la Eurozona, pero que reafirma nuestras expectativas respecto a actuaciones en este frente.

OPEP+: un acuerdo insuficiente

  • La semana pasada, la OPEP+ lograba un acuerdo para retirar 9,7 millones de barriles diarios (mbd) de petróleo del mercado a partir del 1 de mayo. En concreto, dicho ajuste tendría un periodo de vigencia de dos meses que concluye el 30 de junio de 2020. “A continuación, del 1 de julio de 2020 al 31 de diciembre de 2020, el ajuste total acordado será de 7,7 mbd. Posteriormente, la reducción será de 5,8 mbd por un período de 16 meses, del 1 de enero de 2021 al 30 de abril de 2022. La base para el cálculo de los ajustes se sustenta en la producción de petróleo de octubre de 2018, a excepción del Reino de Arabia Saudita y Rusia, en cuyo caso se toma el mismo nivel de referencia de 11,0 mbd”. En conjunto, el acuerdo logrado será válido hasta el 30 de abril de 2022, sin bien su extensión será revisada en diciembre de 2021”.
  • Ante los términos de lo pactado, el primer punto que llama la atención es el diseño del propio acuerdo de la OPEP+ ya que parece cotizar la salida en “V” de la economía mundial y buscar más el equilibrio del mercado de petróleo en el medio y largo plazo que en el corto. De hecho, no serviría para equilibrar dicho mercado en el cortísimo plazo, pues estamos ante una caída de la demanda del 25-30% respecto a una cifra de consumo que rondaría los 100 mbd y el acuerdo se haría efectivo a partir del 1 de mayo. Además, el favorable tratamiento dado a Rusia y Arabia Saudí minimiza el teórico ajuste propuesto de la producción de petróleo.
  • Las anteriores cuestiones eran muy tenidas en cuenta por algunos países productores y esto implicaba que Arabia Saudí, Kuwait y EAU apuntasen que llevarían a título personal el ajuste de la OPEP+ hasta -12,5 mbd respecto a los niveles actuales. Sin embargo, esto tampoco cerraría la importante brecha entre demanda y oferta de crudo en el corto plazo. Así que los saudíes también apuntaban que otros países del G-20 sumarían un recorte adicional de 3,7 mbd y que grandes naciones realizarían compras para sus reservas estratégicas de petróleo por un monto próximo a los 200 millones de barriles en los próximos dos meses. De forma que se realizaba un difícil encaje de bolillos para justificar una cifra que se asemejase a un recorte de producción de crudo cercano a los 20 mbd, justo la cantidad mínima necesaria para poder creer en un re-equilibrio del mercado de petróleo en el corto plazo.
  • En definitiva, ante un futuro todavía incierto que hará que la demanda de crudo caiga bastante más que los cerca de 1,5 mbd de la gran crisis de hace una década, se buscaba un acuerdo de reducción de la oferta que parecía artificial y difícilmente cumplible. En primer lugar, dada la necesidad del concurso de muchos países y el hecho de que llegue a contabilizarse el aumento de las reservas estratégicas como un ajuste de la oferta. En segundo, debido a la baja predisposición de algunos países incluidos en el acuerdo para reducir su producción, entre ellos Méjico. En tercero, aún tomando por bueno el recorte de la oferta de 20 mbd, seguirá generándose un excedente de crudo de 5-10 mbd en las próximas semanas en un entorno de menguante capacidad ociosa de almacenamiento de crudo. Por último, se especula con un recorte de la producción de Brasil, Canadá, Indonesia, Noruega y EEUU de 4-5 mbd, pero nadie confirma esta cifra.
  • Por lo tanto, se dan dudas razonables respecto a la cuantía real del ajuste de la oferta de crudo a corto plazo y esto choca con el desplome de la demanda del 25% al 30%. De forma que resulta lógico que el WTI se mueva en territorio de 22$/barril cuando llegó a rebotar hasta 29,13$, si bien sobre esta cuestión volveremos después.

Cuidado con los resultados del 1tr20

  • Al igual que existen motivos para ser ácidos con el paso dado por la OPEP+, también se dan para serlo respecto a la excesiva complacencia que se respira en algunos ámbitos y el máximo exponente de ello son las valoraciones del S&P500. De acuerdo con los datos del cierre del lunes, el S&P500 cotizaba a 18,10 veces beneficios y, más importante aún, a 19,34 veces los beneficios esperados a 1 año y esto casi equivale a las cifras alcanzadas a mediados de febrero cuando el índice registró sus máximos históricos. Un ratio que se antoja elevado y no sólo porque supere holgadamente los promedios a 20, 15, 10 y 5 años del PER cotizado en base a los beneficios esperados, sino especialmente porque cabe descontar más revisiones a la baja de las previsiones de los analistas coincidiendo con las nuevas estimaciones que den a conocer las empresas durante la publicación de las cifras del 1tr20.
  • En principio, se descuenta que las empresas del S&P500 revelarán una caída de sus beneficios del -9,0% en el 1tr20, cuando el pasado 1 de enero se esperaba un repunte del +6,3%, y del -20,7% en el 2tr20. A la sombra de estas previsiones, JP Morgan y Wells Fargo darán hoy el pistoletazo de salida a la temporada de resultadas del 1tr20 y, en el caso de la gran banca estadounidense, se espera que los beneficios en las áreas de trading se vean compensados por los problemas en otros ámbitos y las débiles perspectivas para el resto del año. De hecho, la gran clave estará en las previsiones que las empresas den para los próximos trimestres y éstas no serán buenas. Así que la ilusión respecto a que los inversores pueden estar pagando la normalización de los beneficios a varios trimestres vista debería empezar a perder fuerza.
  • De momento, en la sesión del lunes con las pérdidas del -1,01% del S&P500 se daba un paso atrás después del mayor rally semanal de la bolsa estadounidense desde 1974, pues todas las miradas ya estaban puestas en unos resultados que se anticipan decepcionantes. No obstante, desde los máximos históricos de febrero, el S&P500 sólo cede un -18,4% gracias al fortísimo rebote vivido y esto también puede achacarse a que, a pesar de las correcciones a la baja de las previsiones de beneficios para el 1tr20 y 2tr20, todavía se apunta su caída en sólo un 8% en 2020 de acuerdo con los datos de FactSet.
  • De momento, en otros lares, el nipón SoftBank ya advertía que espera alcanzar su mayor pérdida de la historia, estimándola en 12,5 mm. $ como consecuencia de las fuertes minusvalías atesoradas en Vision Fund. Dicho fondo con un volumen cercano a 100 mm. $ sufría pérdidas de 16,7 mm. $ que golpeaban a la entidad japonesa.
  • A la postre, dado el comportamiento del S&P500 parece que hubieran quedado atrás los reembolsos por valor de 47,5 mm. $ que los fondos de renta variable sufrían a lo largo del mundo en marzo; cifra que ascendía a 277 mm. $ en los fondos de renta fija. Unas cifras de salidas que en el caso de los ETFs negociados en Europa ascendían a 21,9 mm. € en el pasado mes, superando holgadamente el anterior record de 8,3 mm. € de agosto de 2019. Sin embargo, esta situación no evita que los ETFs en Europa todavía sumen cerca de 780 mm. €.

El mercado se atragantará con la previsión del FMI

  • En paralelo, asistiremos a otra cita clave como son las reuniones semestrales del FMI con el Banco Mundial y que este año tomarán un formato de teleconferencia, si bien esto no evitará que hoy a partir de las 14.30h conozcamos las perspectivas del Fondo para la economía mundial. Un ejercicio que estará sujeto a muchos supuestos y condicionales, si bien el gran titular será que la economía mundial experimentará un deterioro muchísimo mayor al vivido en 2008/2009 cuando en el segundo año cedió un -0,1%. En la práctica, este reconocimiento no será ninguna sorpresa, aunque sí pueden serlo las cifras con las que se plasme.
  • A pesar de las esperanzas depositadas en el control de la primera oleada del COVID-19, indicadores como el conocido Tiger de Brookings-FT, sustentado en comparativas de datos de la actividad real, los mercados financieros y la confianza de los consumidores respecto a sus promedios históricos para la economía global y países concretos, revelaban desplomes históricos ya en marzo. Luego, antes de adentrarnos en lo peor de la actual crisis ya se dibujaba un colapso de la actividad y esto, seguramente, se traduzca en unas previsiones del FMI para la economía mundial que revelen un desplome de entre el 2% y el 4% en 2020.
    Las previsiones del FMI, aunque el organismo apunte que están sujetas a un elevado grado de incertidumbre como consecuencia de la dificultad para acotar en el tiempo las medias para luchar contra el COVID-19 y la posibilidad de asistir a rebrotes de la enfermedad, seguramente pasen de puntillas por encima del segundo riesgo. En la práctica, seguramente, el FMI no se la jugará y arrojará unas previsiones realmente negativas y que pongan de relieve la abrupta caída de la actividad y, también, lo costoso de la recuperación a lo largo del mundo, pero se cuidará mucho de dibujar un perfil del PIB global que descuente un rebrote del COVID-19 con efectos negativos para la actividad durante el próximo otoño. El hecho de incorporar este supuesto representaría un mensaje demoledor para la confianza a escala mundial y pondría en entredicho cualquier escenario potencial de rápida recuperación, resultando lógico que se aparte del escenario central.
  • Por lo tanto, asistiremos a previsiones francamente negativas del FMI para 2020 y que dibujarán caídas del PIB superiores al 7% para países como España. No obstante, una vez asumido el desplome de la actividad a corto plazo, las miradas se dirigirán al perfil de la recuperación y, en particular, a su pendiente, después de una salida inicial fuerte en muchos países como consecuencia de los planes de “desescalada” que implicarán la reanudación de ciertas actividades por etapas y esto favorecerá el efecto comparativa. Así que una vez nos abstraigamos de la primera etapa de la recuperación, lo relevante es que oscilaremos entre el escenario positivo de China que alcanzaría los niveles de actividad del 4tr19 a finales de 2020 y casos más negativos como el de España que, bajo un escenario central, no experimentaría dicha situación hasta la parte final de 2022.

Europa seguirá sin caminar realmente unida

  • Más allá de las estimaciones de crecimiento, el FMI respaldará las acciones tomadas por los grandes bancos centrales e insistirá en la necesidad de trasmitir una baja condicionalidad en su actuación, al tiempo que recordará que los gobiernos deberán prepararse para hacer más en el futuro. En la actualidad, estamos ante medidas de apoyo y, posteriormente, será necesario articular acciones de estímulo. En este sentido, seguramente, llame a una mayor coordinación paneuropea, a pesar de los avances vividos en la UE.
  • Ante los desafíos existentes, el Reino Unido se ha dejado de medias tintas y el BoE ya ha garantizado la financiación directa al Tesoro británico, aunque sea de forma excepcional y durante un corto plazo de tiempo. La realidad es que la situación lo demanda cuando el ministro de Finanzas del país trabaja a la sombra de una caída del PIB del 25% al 30% en el 2tr20. Luego, el banco central inglés, al igual que ha hecho la Fed, ha demostrado que los límites para sus acciones son realmente laxos; situación que no acaba de darse en el BCE aunque Lagarde declarase recientemente: “No hay límites en nuestro compromiso de servir a la zona del euro”.
  • El problema, como bien recogían las actas del último encuentro del BCE, radica en que la anterior expresión causa “reservas” en una minoría de la entidad, si bien ésta debe tener suficiente fuerza para que el plan de emergencia de compras de activos tenga un tope en 750 mm. € que no ha desaparecido. La mencionada minoría expresó sus inquietudes respecto a la posibilidad de asistir a compras masivas de activos sin límites explícitos, pues podría desdibujar las líneas entre la política fiscal y monetaria y desviarse hacia la financiación monetaria de los gobiernos, lo que va en contra de las leyes de la UE.
  • La mencionada minoría tampoco compartía que el BCE plantee la ampliación de los límites de otros programas de adquisición de deuda, dejando claro el riesgo de repetir algunos errores del pasado al coartar de forma decisiva el margen de acción de nuestro banco central. No obstante, esta vez, la parte positiva estriba en que la reacción inicial del BCE ha sido mucho más rápida que en el pasado, como también ocurría en la esfera política, si bien en ambos casos falta rematar el trabajo ya comenzado. Por un lado, el BCE todavía tiene que convencernos de que realmente “actuará sin límites” y, por otro, las autoridades políticas de la UE deberán ir más allá de lo acordado el pasado jueves y apostar decididamente por acciones para reactivar la economía, después de abordar la contención del daño económico causado por el COVID-19 durante la pasada semana.
  • Por el momento, en la UE se avanzaba lo suficiente para movilizar de forma conjunta algo más de 600 mm. € contra la crisis, si bien llamaba la atención que lo primero que se apuntaba en el comunicado que acompañaba a esta decisión era qué se había hecho a título individual. En conjunto, sin tener en cuenta los estabilizadores automáticos, los países de la UE habrían multiplicado por 3 sus medidas fiscales discrecionales desde mediados de marzo hasta sumar cerca del 3% de su PIB. Además, habrían dado avales para apoyar la financiación de empresas y hogares y diferido impuestos por un importe próximo al 16% de su PIB. Unas cifras que ya evidencian que el grueso de la respuesta a la actual crisis será nacional y no paneuropea, a pesar de mejorar mucho la respuesta de la UE respecto a la crisis 2008-2012.
  • Los países de la UE acordaban utilizar hasta 37 mm. € de los presupuestos comunitarios contra la crisis; cifra a la que se sumaban los 200 mm. € que el BEI podría movilizar para dar crédito a las pymes, el acceso hasta el 2% del PIB de cada país en forma de una línea de crédito del ESM vinculada a los estragos del COVID-19 y la articulación de un instrumento europeo que garantizará crédito por hasta 100 mm. € para proteger el empleo. En total, se daban medidas por valor de algo más de 600 mm. € y cerca del 4,5% del PIB de la UEM, lo cual representaba una acción necesaria, pero no suficiente.
  • Como hemos apuntado en ocasiones anteriores, estamos ante una fase de contención del daño económico y tan importante como esta tarea, resulta el hecho de tener un plan para reactivar la economía de la UE cuando estemos en disposición para ello. Desgraciadamente, una vez pasada la situación de emergencia, creemos que este apartado nos devolverá a los errores del pasado en Europa, a pesar esbozarse un Fondo de Recuperación que debería sumar, en palabras del ministro de Finanzas de Francia, hasta 500 mm. € a las acciones ya apuntadas.
  • El problema es que el citado fondo que debería estar activo en un plazo de 6 meses no pasa de ser un mero proyecto, pues sus detalles todavía deben ser negociados y esto incluye el origen de sus fondos. Los presupuestos comunitarios carecen de la fortaleza suficiente para dotar de recursos a esta herramienta temporal y, por tanto, esto implica que habría que recurrir a la emisión de deuda al amparo de un instrumento conjunto; concepto que seguramente no guste en algunos países. Una circunstancia que se vería reforzada por el hecho de que cada país contribuiría o respaldaría la herramienta en base a su peso en el PIB de la UE, pero la apelación máxima a éste dependería del impacto de la crisis del coronavirus en cada miembro del club comunitario.
  • El anterior planteamiento garantiza importantes problemas para sacar adelante un Fondo de Recuperación que resulta vital para la UE, lo cual nos lleva a estimar que se dejará el trabajo necesario a medio hacer. A la postre, seguramente, nos perdamos en el lenguaje políticamente correcto de las guías de acción a largo plazo y los planes plurianuales.

El ferreo compromiso de la FED

  • A diferencia de lo que ocurre en Europa, incluidas las disensiones en el seno del BCE, la Reserva Federal ya ha dejado claro que actuará con una bajísima condicionalidad y “apuntalará” todos los ámbitos de la economía real y financiera tan pronto como detecte una debilidad. Días atrás, señalábamos que la Fed se adentraría en el terreno de la deuda corporativa por debajo de grado de inversión si fuera necesario y, de hecho, cuando las obligaciones de compañías como Ford son consideradas bono basura y están por llegar muchas más rebajas de rating de compañías importantes en EEUU, simplemente, estábamos ante una decisión que era cuestión de tiempo. Ahora bien, reconocemos que el paso se producía un poco antes de lo que esperábamos al tomar forma el pasado jueves.
  • En un principio, descontábamos que la adquisición de high yield por parte de la Fed se vería precedida de una ampliación de las medidas de apoyo de las autoridades políticas de EEUU que incluiría una garantía de crédito específica. En la práctica, la institución no necesita el citado colchón, pero es cierto que dota a la Reserva Federal de un plus de credibilidad frente aquéllos en los mercados que caen en el error de atribuirle las mismas reglas y funcionamiento que un banco comercial.
  • Las “circunstancias muy inusuales” que estamos viviendo, como bien apuntaba Powell, están haciendo que desde la autoridad monetaria estadounidense traten de seguir adelantándose al empeoramiento de la situación en ámbitos sensibles del mercado y esto hacía que no esperasen al nuevo respaldo del Tesoro para actuar en el high yield. Además, el presidente de la Fed ya descontaba que ese respaldo acabará por llegar, aunque se haga esperar un poco: “Estamos desplegando los poderes para respaldar el crédito en una medida sin precedentes, habilitados en gran parte por el respaldo financiero del Congreso y el Tesoro. Continuaremos usando estos poderes con fuerza, proactividad y agresividad hasta que estemos seguros de que estamos afianzados en el camino hacia la recuperación”. Unos “poderes de crédito” que debemos incidir en que sólo pueden activarse con el consentimiento del Tesoro.
  • De momento, los republicanos y demócratas empiezan a negociar una extensión del programa de medidas de apoyo, todavía no hemos llegado a la etapa de negociar estímulos, y volvían a darse los previsibles encontronazos que retrasarán algo este proceso. Los demócratas frenaban en el Senado los 250 mm. $ en financiación extra a las empresas que Trump quiere hacer llegar inmediatamente a las compañías de menor tamaño, al tiempo que los republicanos no veían con buenos ojos en el Congreso los 250 mm. $ adicionales que los demócratas reclaman para fines más sociales. A la postre, la solución salomónica será que cada bando acepte las propuestas del otro, quizás limando algunos conceptos, y seguramente sumando otro cheque directo a las familias por un valor cercano a los 300 mm. $ y las garantías para respaldar la operativa de la Fed en el high yield estadounidense.
  • El secretario del Tesoro de EEUU, Steven Mnuchin, ya dejaba entrever que podría llegarse a un acuerdo en el Congreso y el Senado para reforzar las medidas de apoyo tan pronto como a principios de esta semana. Sin embargo, la experiencia nos dicta que las cosas no serán tan fáciles, pero también que el nuevo paquete de medidas de apoyo no se demorará demasiado en el tiempo, sobre todo, cuando las negativas previsiones del FMI inyectarán una presión extra sobre los políticos estadounidenses.
  • A la postre, como venimos insistiendo, en la fase de apoyo el respaldo gubernamental en EEUU se situará en la cota de los 3 billones $ y, cuando tengamos en cuenta la fase final de estímulos, se irá bastante por encima de esta cifra. Por ahora, sabedores de esta circunstancia en la Fed y de que los tiempos en los mercados son más exigentes que en la política, la autoridad monetaria estadounidense optaba por reforzar, aún más, su apoyo en forma de financiación a la economía estadounidense y lo hacía desde un punto de vista amplio. Esto implicaba ampliar los programas ya existentes y adentrarse en nuevos campos como el high yield que en EEUU suma títulos por valor de 1,2 billones $.
  • En total, el respaldo adicional de la Fed sumará 2,3 billones $ y no sólo afectará al high yield estadounidense, pues también se daban los siguientes pasos:

    Se reforzaba el respaldo a las entidades que participan originando los créditos del programa PPP cuyo objetivo es dotar de liquidez a las empresas de menor tamaño para que mantengan el empleo; programa actualmente dotado por el Congreso y el Senado de los EEUU con 349 mm. $.De forma que se decidía mejorar la financiación a cargo de la Fed de las entidades originadoras, permitiendo que obtengan liquidez del banco central mediante la presentación como colateral de los préstamos al amparo del PPP a valor nominal. Una medida que se sumaba a los planes de la Reserva Federal para llegar a comprar los préstamos vinculados al programa PPP con el fin de generar un mercado secundario de estos.

    Se comunicaba que el programa destinado a los negocios de menor tamaño, denominado Main Street Lending Program, estará dotado con 600 mm. $ y contará con un respaldo en forma de capital por parte del Tesoro de 75 mm. $. De forma que empezaba a despejarse una línea de acción ya prevista por la Fed y enfocada a uno de los pocos ámbitos todavía huérfanos de su acción. No obstante, todavía queda por redactar la letra pequeña de este programa y su financiación aún tardará en llegar a las empresas objetivo, como reconocía el propio vicepresidente de la Fed, Randal Quarles: los detalles finales se comunicarán “probablemente en dos o tres semanas”. No obstante, ya se conocían algunos detalles adicionales como que las empresas accederían a préstamos por un periodo de 4 años con un periodo de carencia de 1 año en el pago de capital e intereses. Unas empresas que deberían atesorar una situación financiera pre-crisis considerada como buena y que, paradójicamente, pueden ser mucho menos pequeñas de lo defendido por la Reserva Federal, pues se podrán acoger a este mecanismo compañías con hasta 10.000 trabajadores o ingresos por valor de 2,5 mm. $. En cuanto al sistema aplicado para animar a la banca a participar en este mecanismo, se sustentará en que las entidades originadoras se quedarán con el 5% del préstamo y el 95% restante pasará a la Fed vía Main Street Lending Program hasta sumar el citado máximo de 600 mm. $.

    Se acordaba aumentar el flujo de crédito a los hogares y las empresas a través de los mercados de capitales, ampliando el tamaño y el alcance de las Facilidades de Crédito Corporativo del Mercado Primario y Secundario (PMCCF y SMCCF por sus siglas en inglés). Una acción que se extendía a la facilidad TALF destinada a mejorar la emisión de titulizaciones respaldadas, principalmente, por préstamos estudiantiles, créditos destinados a la adquisición de vehículos, tarjetas de crédito y préstamos que cuenten con la garantía de la SBA (Small Business Administration). En total, los 3 programas citados buscarán el respaldo de hasta 850 mm. $ en crédito que también contará con protección crediticia por valor de 85 mm. $ por parte del Tesoro. En el caso del TALF, la principal novedad radicaba en que podrá admitir como colateral los tramos AAA de MBS vinculados con hipotecas comerciales tanto de nueva emisión como ya emitidos. Una medida que no alterará el tamaño de la facilidad TALF al mantenerse en 100 mm. $.

    Se acordaba ayudar a los estados y municipios a gestionar las tensiones de efectivo derivadas de la actual crisis sanitaria. De forma que con este fin la Fed comprará directamente hasta 500 mm. $ en deuda a corto plazo de cualquier estado, condado con una población mínima de 2 millones de habitantes o ciudad que contabilice, al menos, 1 millón de residentes. Una operativa que contará con el respaldo de garantías crediticias del Tesoro por valor de 35 mm. $. No obstante, el caso de las AAPP citadas, la Fed no descartaba la actuación más allá de la deuda a corto plazo ya que monitorizará sus mercados primario y secundario de deuda, al tiempo que “evaluará si se necesitan medidas adicionales para apoyar el flujo de crédito y liquidez a los gobiernos estatales y locales”.
  • A pesar de lo potente de las medidas anteriores, lo cierto es que las miradas se centraban en los cambios de los programas de crédito corporativo PMCCF y SMCCF que habilitaban a la Reserva Federal a adentrarse en el high yield estadounidense, también vía ETFs. El organismo establecía:
  1. La facilidad del mercado secundario SMCCF “puede comprar ETFs que cotizan en EEUU cuyo objetivo de inversión es proporcionar una amplia exposición al mercado estadounidense de bonos corporativos. La preponderancia de las tenencias de ETFs será de ETFs cuyo objetivo de inversión principal sea la exposición a bonos corporativos estadounidenses de grado de inversión, y el resto estará en ETFs cuyo objetivo de inversión principal sea la exposición a bonos corporativos high yield de EEUU”.
  2. La adquisición de deuda de emisores con una calificación de, al menos, BB-/Ba3 por parte de una agencia nacional reconocida de rating (mínimos dos agencias si cuenta con múltiples calificadores), siempre y cuando contase con una calificación BBB-/Baa3 el pasado 22 de marzo.
    * En otras palabras, como esperábamos, la Fed apoyaba a grandes compañías caídas en desgracia en los últimos tiempos, aunque realmente el objetivo sería adelantarse a la avalancha de “ángeles caídos” que está por venir debido a la crisis económica sobrevenida del COVID-19. Por ejemplo, S&P y Moody`s están rebajando las notas de las compañías estadounidenses al ritmo más rápido en una década y llega a estimarse que este año puede entrar en territorio de bono basura deuda corporativa estadounidense por valor de más de 200 mm. $

    Por lo tanto, se buscaría ir más a allá de dar una solución a los bonos por valor de 92,8 mm. $ que en marzo se adentraron en territorio de bono basura en EEUU y de los cuales cerca de 70 mm. $ corresponden a deuda de Ford y Occidental Petroleum. Además, dados los tiempos establecidos por la Fed, los bonos de Occidental Petroleum quedarían fuera de su programa. Sin embargo, al igual que ocurre con la deuda de otras compañías, dichos bonos se verán beneficiados por el paso dado por la Reserva Federal y, especialmente, por el hecho de que también optase por comprar ETFs de high yield. En dicho caso, la Reserva Federal apalanca su acción y no sólo por la propia naturaleza de los ETFs, también porque así no tiene que elegir nombres y el conjunto del universo high yield se beneficia con independencia de la nota que atesorara cada compañía el 22 de marzo.

    De momento, los ETFs iShares iBoxx High Yield Corporate Bond Fund (conocido por HYG) y SPDR Bloomberg Barclays High Yield Bond (conocido por JNK) avanzan un 5,0% y 5,42%, respectivamente, frente a sus valores del pasado miércoles. Desafortunadamente, las acciones de la Fed “tapan muchos de los agujeros” del sistema pero no todos, dado que Moody´s reconocía que, a escala global, 13 compañías o instituciones hacían default en marzo frente a las 11 de febrero, alcanzando un total de 28 en el 1tr20 frente a las 20 del 1tr19. De éstas, 19 eran empresas de EEUU y mayoritariamente vinculadas con el sector de los hidrocarburos y la minería, mientras que en Asia los incumplimientos se reducían a 5 compañías. Sin embargo, como apuntábamos anteriormente, lo importantes es lo que está por venir y Moody´s adelanta que las tasas globales de default aumentarán hasta el 10,6% a finales de 2020 en comparación con las cifras actuales del 3,5%.

    Ante la realidad expuesta, poco más puede hacer la Reserva Federal y Powell dejaba claro que su papel de prestamista de última instancia no se extenderá al mundo corporativo: “Destacaría que estos son poderes de préstamo, no poderes de gasto. La Fed no está autorizada a otorgar dinero a beneficiarios particulares. La Fed sólo puede otorgar préstamos garantizados a entidades solventes con la expectativa de que los créditos se reembolsen en su totalidad. En la situación que enfrentamos hoy, muchos prestatarios se beneficiarán de estos programas, al igual que la economía en general. Pero también habrá entidades de diversos tipos que necesitan apoyo fiscal directo en lugar de un préstamo que tendrían dificultades para pagar”.

    La Reserva Federal seguía tratando de abordar el rapidísimo deterioro de la economía global y, especialmente, de la estadounidense con el fin de conseguir que el rebote, cuando llegue, “sea robusto”. La adecuada hiperactividad de la Fed en cuanto a sus actuaciones permitía, la semana pasada, que se dejase en el olvido el aumento de los desempleados en EEUU en 16,8 millones en 3 semanas; desempleados que, en muchos casos, todavía no han cobrado sus subsidios como consecuencia del colapso burocrático. Ante esta última situación poco puede hacer la autoridad monetaria de los EEUU, a pesar de que haya llevado ya su balance hasta los 6.131 mm. $ y el éxito de sus acciones se plasme en cuestiones como que volverá a reducir sus compras de treasuries, esta semana, hasta los 30 mm. $.

    Sin embargo, esta semana, los resultados empresariales y las previsiones del FMI que prometen ser bastante negativas pueden “dejar aparcado” el efecto Fed, tornándose en bastante más complicado el comportamiento de los mercados. De hecho, en los próximos días, las negativas previsiones del organismo internacional para EEUU se verán respaldadas por el desplome del -8,0% m. de las ventas minoristas en marzo, ya conocimos que las ventas de coches en dicho mes se desplomaron casi un 30% m., y la caída del -4,0% m. de la producción industrial en el mencionado mes. Incluso, los permisos de construcción y las construcciones iniciadas caerán, respectivamente, hasta 1240 miles a. y 1300 miles a. también marzo, después de que la confianza de Michigan registrase una caída histórica la semana pasada. El índice preliminar de abril se desplomaba 18,1 puntos hasta 71, cifra que representaba la peor desde finales de 2011.

Intermoney Análisis y Estudios.
Autores: Francisco Vidal, Gabriel Marquès, Mariano Valderrama.

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