El inicio de la semana ha estado marcado por el hundimiento de Silicon Valley Bank al cierre del viernes y la actuación de las autoridades a intervenir la entidad para proteger los depósitos y evitar un efecto contagio a otras entidades bancarias. Por tratar de manera cronológica y ordenada los eventos de estos últimos días, habría que retraerse al jueves de la semana pasada donde ya saltaban las alarmas con Silvergate, aunque este caso más particular que los posteriores.

Silvergate Capital se trata, o se trataba, de una compañía financiera dedicada a la prestación de servicios bancarios y financieros de crédito para los participantes en la industria de las criptodivisas. El jueves, la compañía de San Francisco cerraba su red de pagos criptoactivos anunciaba el cierre de sus operaciones ante las turbulencias en los mercados de divisas digitales y con un comunicado en el que explicaba que “la liquidación voluntaria del banco es el mejor camino para seguir”.

Ya, la semana anterior, el banco advertía a los inversores de que podría verse obligado a cerrar, achacando en parte los crecientes problemas a las investigaciones pendientes sobre sus operaciones por su presunta ayuda a actividades fraudulentas de FTX y confirmando que estaba siendo investigado por el Departamento de Justicia de EEUU. En enero, el banco informó de que los depósitos totales se habían reducido a 3,8 bill. $ desde los niveles de 11,9 bill. $, lo que suponía una disminución del 68%, acumulando pérdidas de 718 mill. de $ por la venta de valores para hacer frente a las solicitudes de reembolso. Entre los principales accionistas de Silvergate podíamos encontrar a Vanguard Group (9,47%), State Street (9,32%), Blackrock (7,22%) o Citadel (5,46%).

El caso de Silvergate era el prólogo de un viernes convulso en el que los reguladores financieros de EEUU anunciaban el cierre del banco Silicon Valley Bank (SVB) por falta de liquidez e insolvencia, al mismo tiempo daban a conocer medidas para garantizar la protección de todos sus depósitos asegurados. No obstante, el colapso ya se gestaba el miércoles de la semana pasada cuando sorprendía el comunicado lanzado en el que el banco comunicaba la necesidad de recaudar 2,25 mm. $ para apuntalar su balance. Este evento venía ocasionado por la retirada de fondos de clientes en forma de start ups para dar apoyo a sus respectivos negocios en un entorno poco favorable para la recaudación de fondos privados y para IPOs (ofertas públicas iniciales) y con el ruido de que, incluso no pudiesen hacer frente a las nóminas de sus trabajadores.

Hay que tener en cuenta que, según la propia SVB, a finales de diciembre, el banco apoyaba a casi la mitad de las empresas estadounidenses de nueva creación respaldadas por capital riesgo. Todo esto en un entorno de desconfianza iniciado por la quiebra de Silvergate y activado por la recomendación de muchos fondos de capital riesgo, como Founders Fund, ordenando a sus compañías de cartera que movieran fondos. El temor sistémico se extendía y esto es algo lógico si consideramos que The Wall Street Journal lanzó una encuesta entre sus cerca de 3.000 empresas activas revelando que casi 400 tenía relación con SVB y más de 100 temían no poder hacer frente a sus nóminas en los próximos 30 días a menos que la situación se resolviese rápidamente.

En base a lo expuesto, SVB se veía obligado a vender su cartera de bonos disponibles e incurrir en una pérdida de 1,8 mm. $. y acometer una colocación acelerada de acciones de 1,75 mill. de $ para sanear su posición de capital. El banco había comunicado previamente su intención de ofrecer 1,25 mm. $ en acciones ordinarias y otros 500 mill. de acciones preferentes mediante ofertas públicas y suscritas por separado para fortalecer así su posición financiera. SVB seguía moviéndose y también anunciaba que había llegado a un acuerdo de suscripción con General Atlantic para la compra de 500 mill. de $ en acciones ordinarias al precio de oferta pública en la oferta de acciones ordinarias.

El pánico obligaba que los órganos reguladores saltasen a escena. El Departamento del Tesoro, la Reserva Federal y la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC) anunciaban en un comunicado que los clientes tendrán acceso a partir de este lunes a todo el dinero depositado en el SVB y que el contribuyente no asumirá las pérdidas asociadas a la disolución, ampliando la cobertura por encima de la intervención del Estado de California que sólo protegía los depósitos asegurados (250.000$). Además, de cara a los bancos, en caso de que los activos del banco, tras una venta, estén por debajo del valor de los depósitos, ese coste se repartirá entre todos los bancos asegurados por la FDIC. Por el contrario, la cobertura no salvaguardaría ni a los accionistas, ni a los tenedores de deuda no garantizada ni a la alta dirección del banco.

Además, la Junta de la Reserva Federal anunciaba el domingo que pondrá fondos adicionales a disposición de las instituciones de depósito elegibles para ayudar a garantizar que los bancos tengan la capacidad de satisfacer las necesidades de todos sus depositantes. Esto lo hará a través de un mecanismo extraordinario de financiación a un año para bancos llamado Bank Term Funding Program y que supondrá una fuente adicional de liquidez eliminando la necesidad de las instituciones de vender valores en momentos de estrés. Como apoyo adicional, el Departamento del Tesoro pondrá a disposición hasta 25 mm. $ del Fondo de Estabilización Cambiaria.

Con el programa de apoyo, los bancos tendrán financiación a un año con el colateral valorado a su precio nominal, y no de mercado. Este requisito también se aplicará a la ventana de liquidez habitual, y es de suma importancia ya que las entidades financieras tienen grandes carteras de deuda pública que usan como garantía para financiarse. La pérdida de valor de esta cartera con las subidas de tipos es el origen de la principal preocupación de los supervisores, puesto que en caso de necesitar fondos tienen que vender a pérdida, como se ha visto con SVB, o acceder a financiación con restricciones.

Los reguladores también anunciaban el cierre de Signature Bank, de Nueva York, y han prometido que se aplicará el mismo plan para que se reembolse a los clientes todo el dinero depositado. Signature Bank, que da servicios sobre todo a empresas de abogacía y del ecosistema cripto, según medios especializados, tenía unos activos de 110,3 mm. $ y depósitos de 88,5 mm. $·al cierre del ejercicio pasado. La sangría no acababa aquí pues también había un fuerte ruido con First Republic que se dejaba un -73% aunque anunciaba un pacto con JP Morgan para una línea de crédito de 70 mm. $·para asegurar liquidez y sus operaciones, además de poder recurrir a los mecanismos de financiación anunciados. Al mismo tiempo, en el día de ayer, HSBC anunciaba la compra de la filial de SVB en Reino Unido por la simbólica cantidad de 1£ estimando unos 1,4 mm. £ el capital de la filial británica del SVB

Los acontecimientos de los últimos días cambiaban por completo la película de cara a lo que se espera que haga la Fed. El temor financiero generado tras la caída de las entidades financieras estadounidenses ha propiciado un fuerte ajuste ya no solo del nivel máximo al que llegarán los tipos, sino también del próximo movimiento de la entidad. Aunque queda por conocerse hoy el dato de inflación de febrero, en las últimas sesiones el mercado ha pasado de poner en precio una subida de 50 p.b. a contemplar la posibilidad de que el banco central estadounidense no mueva ficha la próxima semana.

Si hasta el momento la persistencia de los altos precios y la fortaleza que mostraba el mercado laboral eran el principal quebradero de cabeza para la Fed ahora el banco central tiene que añadir a sus preocupaciones la tensión del sistema financiero. El mercado está barajando la idea de que el final de las subidas de las tasas puede ser una realidad bajo la premisa de que además de garantizar la estabilidad de los precios, la seguridad financiera es el trabajo número uno de la Fed.

Es más, los inversores han rebajado abruptamente la cantidad de movimientos de tipos de interés que esperan este año. Después de que el discurso de Powell la semana pasada abriera la puerta a un gran cambio de tipos en la próxima reunión, si cogemos la curva OIS ahora se descontaría que incluso la Reserva Federal reduciría los tipos de interés para dar apoyo al sector financiero, marcando que, al final del año, el tipo implícito se situaría por debajo del 4%.

 Mariano Valderrama analista Macro Intermoney

Fuente CIR (CIMD Intermoney Research).

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