El arranque de la semana transcurrirá con las miradas puestas sobre los datos publicados en China dadas las inquietudes de los inversores ante cualquier información vinculada con los protagonistas de las tensiones comerciales internacionales. A primera hora del lunes, se publicaba que el PIB chino desaceleraba hasta 6,7% a. en el 2tr18 (6,8% ant.) y se situaba en su menor tasa desde el año 2016, lo cual era recibido negativamente en los mercados bursátiles del gigante asiático pese a situarse por encima del objetivo gubernamental (6,5%). Además, la anterior cifra de PIB venía acompañada por un dato de producción industrial de junio que también decepcionaban (6,0% a. vs. 6,5%) y contrastaban con el repunte de las ventas minoristas en el mismo mes (9,0% a.). Las cifras de actividad china pueden sufrir alteraciones en el corto plazo debido al incremento de los aranceles pues, con el fin de evitar su aplicación, las empresas chinas podrían haber optado por anticipar la producción y las expediciones comerciales. De hecho, la tesis expuesta ya era respaldada por las cifras chinas de comercio de bienes del mes de junio conocidas el viernes, pues las exportaciones a EEUU alcanzaban máximos históricos de 42.622 mill. $ en un único mes y el superávit mensual también alcanzaba máximos históricos de 28.970 mill. $. Unos datos nominales expuestos al efecto de los precios y los tipos de cambio, pero cuyo comportamiento de fondo sí avala el efecto anticipación ante el incremento de los aranceles. La anterior situación podría mantenerse durante el verano y marcar mínimas diferencias positivas desde el punto de vista de la demanda externa. No obstante, estaríamos ante una cuestión pasajera cuya contrapartida sería la lógica normalización después de la anticipación, circunstancia que se plasmaría en forma de peores cifras de crecimiento del gigante asiático en el 4tr18. El escenario expuesto, simplemente, vendría a suponer un “intercambio de cromos” entre trimestres y recordaría la importancia de tomar perspectiva, huyendo de los datos puntuales. Sin embargo, en un momento en el que lo mediático también forma parte de la batalla que se libra, los pequeños detalles importarán y la “propaganda” de una economía resistente será vital para las autoridades chinas y la décima puede caer del lado positivo. La estrategia gubernamental juega a favor del consumo en China porque el objetivo de reducción del apalancamiento se centra en la banca en la sombra, mientras se permite que el sistema bancario tradicional conceda más préstamos ya que de éste depende, básicamente, la financiación de muchas empresas y familias. Esta situación explica que la financiación agregada de la economía se situase en 1.180 mm. CNY en junio, cifra que contrastaba con los 1.400 mm. esperados y los 1.780 mm. de hace un año, mientras que los nuevos préstamos en yuanes ascendían a 1.840 mm. superando la cifra esperada de 1.535 mm. en junio que era acorde con los datos cosechados doce meses atrás. La diferencia entre ambas cantidades responde a que la economía real sí se está beneficiando de las medidas teledirigidas para alimentar el crédito, como los recortes del ratio de reservas que implicaron la liberación de recursos que debían dedicarse a fines concretos. Por el contrario, la financiación vía banca en la sombra descendía en junio en -691,7 mm. CNY de acuerdo con los cálculos de Bloomberg que, además, señalaban la mayor caída neta mensual desde que atesoran registros. En la semana que comienza, Donald Trump puede utilizar los datos para reforzar sus amenazas, apalancándose en los nuevos máximos mensuales del déficit comercial de bienes con China en base a las estadísticas del propio país asiático. De momento, los chinos adelantan recortes de impuestos y más gasto público para compensar esta situación, mientras que el presidente de EEUU perseverará en un tono duro con la vista puesta en las elecciones de mitad de mandato y bajo el cobijo de unos datos estadounidenses fuertes. El avance de la renta disponible y las saludables cifras de confianza, a pesar del nuevo deterioro del indicador de Michigan (97,1), respaldan el buen desempeño del consumo estadounidense que se verá constatado por el mencionado avance del 0,6% m. de las ventas minoristas en junio. Los datos positivos también serán cuestión de la industria ya que el retroceso de su producción en mayo quedará atrás al avanzar un 0,5% m. en junio, apoyada en el sector manufacturero. No obstante, en un momento en el que la inflación subyacente en EEUU ya alcanza el 2,3% a. y la referencia de precios de la Fed (PCE central) se sitúa en el 2,0% a., cobrará gran importancia el aumento del uso de la capacidad instalada hasta 78,3%. La anterior cifra, en un entorno caracterizado por el pleno empleo y los cuellos de botella arrojados por los ISM, se traduce en mayor poder de fijación de precios por parte de las empresas. En otras palabras, la recuperación de la inflación en EEUU sería sostenible y esta cuestión puede ser uno de los protagonistas en la comparecencia semestral del presidente de la Reserva Federal ante el Congreso y el Senado. En dicha comparecencia, también se incidirá en el buen momento de la economía estadounidense como apoyará el Libro Beige el miércoles, si bien los riesgos actuales tampoco serán dejados de lado. Entre la lista de riesgos, las tensiones comerciales estarán a la cabeza y Powell hará mención a los efectos negativos para la actividad futura de los EEUU. Una circunstancia evidenciada por las encuestas de la propia Fed, a las que se hacía mención a las actas de junio, según las cuales los aranceles al aluminio y el acero habrían llevado a las empresas del sector a plantear subidas de precios y no nuevas inversiones en capacidad productiva. Luego, estaríamos ante un impuesto oculto a empresas y hogares como ya ejemplifica lo ocurrido con el fuerte aumento de los aranceles a las lavadoras, pues los datos de IPC arrojaban un recorte de sus precios del 7,6% a. en febrero que se había transformado en un alza del 13,1% a. en junio.   Las alzas de precios que depararán los aranceles en EEUU, además, reforzarán la estrategia de salida de la Reserva Federal, incidiendo Powell ante los legisladores estadounidenses en un escenario de ajuste de la política monetaria acorde con tipos restrictivos en la segunda mitad de 2019. Ahora bien, a la sombra de este escenario podría abordarse una cuestión como el aplanamiento de la pendiente 2-10 que ya se sitúa en 25 p.b, dado que su comportamiento puede tomarse como sinónimo de mayor cercanía del fin del ciclo expansivo. Un extremo que Powell intentará desmentir esgrimiendo los cambios experimentados por la economía y que llevan a que la relación entre comportamiento de las pendientes y el momento del ciclo no sea tan directa, si bien (en caso de afrontar esta tarea) será interesante testar los argumentos utilizados. Además de la actualidad en China y EEUU, los resultados empresariales serán uno de los grandes protagonistas de la semana. El viernes, las cuentas de los grandes bancos estadounidenses acaparaban la atención del mercado. Citigroup mantenía una evolución positiva durante el 2tr18 y su ingresos netos repuntaban un 15% gracias a las bonificaciones de la reforma tributaria, situándose el BPA en 1,63$ frente a las previsiones de 1,56$. Por su parte, JP Morgan reportaba beneficios superiores a lo estimado (2,29 $/acción vs 2,22 $/acción), poniendo el contrapunto Wells Fargo cuyo BPA defraudaba al situarse en 1,08 $ y no copar las estimaciones de 1,12$.   Intermoney Análisis y Estudios. Autores: Francisco Vidal, Gabriel Marquès, Mariano Valderrama.

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