Dilución de los temores por la crisis sanitaria

El comportamiento de los mercados en la parte final de la semana confirmaba que empieza a relativizarse el impacto de la crisis sanitaria en China y, de hecho, resultaba bastante significativo que el índice de materias primas CRB registrase un ligero rebote, a pesar de las presiones a la baja que todavía emanan del petróleo.

El comportamiento de los mercados en la parte final de la semana confirmaba que empieza a relativizarse el impacto de la crisis sanitaria en China y, de hecho, resultaba bastante significativo que el índice de materias primas CRB registrase un ligero rebote, a pesar de las presiones a la baja que todavía emanan del petróleo. Unas presiones que, en esta ocasión, aunque ligadas a la caída de la demanda china, tenían su origen en el escepticismo de Rusia para apoyar un recorte adicional de la producción de la OPEP+.

En principio, el próximo viernes 14 de febrero debería reunirse la OPEP+ en Viena y lo hará a la sombra de una propuesta de su equipo técnico que resulta acorde con un recorte temporal de la producción de petróleo de 600.000 barriles al día. Sin embargo, las autoridades rusas ponen en duda este planteamiento ya que, bajo un escenario conservador, prevén que como máximo la demanda mundial de petróleo se reduzca entre 150.000 y 200.000 barriles por día en 2020. De forma que la resistencia de Rusia a los recortes de producción de crudo o, cuanto menos, su apuesta por limitarlos favorecerá que las presiones a la baja sobre el oro negro se prolonguen algo en el tiempo.

La situación expuesta en el crudo no debe llevar a que dejemos de lado el mencionado rebote del índice de materias primas CRB y, sobre todo, el comportamiento de los mercados durante la jornada del viernes que, en lo referente a las bolsas, se podía calificar de toma de beneficios. En los últimos días, debemos recordar que el S&P500 y el Stoxx600 volvían a marcar máximos históricos, lo cual genera cierto interés en poner a buen resguardo algunas ganancias y, en especial, ante la llegada del fin de semana en unos tiempos no exentos de sorpresas. Mientras tanto, las compras en el T-Note a 10 años venían a corregir parte de su abrupto repunte de rentabilidad.

La realidad era acorde con un escenario en el que se recibían con calma noticias como que China decidiese retrasar la publicación de su balanza comercial de enero o que empresas del calado de Apple opten por prolongar el cierre de sus tiendas en el país asiático. De hecho, resulta muy significativo que entidades con un gran impacto global como S&P demuestren una gran mesura en el recorte de sus previsiones para el gigante asiático y, sobre todo, que éstas recojan explícitamente el carácter temporal del impacto de la crisis sanitaria.

El recorte de las previsiones de S&P se situaba en el medio del rango de consenso de mercado (0,5-1,0%) respecto al impacto negativo de la actual situación sobre el PIB de China, rebajando el avance previsto desde 5,7% hasta 5,0% en 2020. Sin embargo, lo más importante radicaba en la revisión al alza de su estimación de 2021 desde 5,6% hasta 6,4%. Un patrón que recoge explícitamente el impacto temporal de los últimos acontecimientos y con el que estamos totalmente de acuerdo.

La situación descrita explicaba que los inversores prestaran mayor atención a los indicadores habituales como los vinculados al mercado laboral estadounidense; ejercicio en el que parecía primar el hecho de poner peros a las cifras americanas. En enero, las nóminas no agrícolas de EEUU aumentaban en 225.000 frente al repunte de 165.000 esperado por el consenso de Bloomberg y confirmaban la buena salud del empleo estadounidense, aunque inesperadamente la atención se desviaba hacia el pasado.

La actualización de los datos de nóminas en EEUU arrojaba que entre abril de 2018 y marzo de 2019 se habrían creado 514.000 empleos menos respecto a lo estimado previamente. En la práctica, este dato no deja de ser cuestión del pasado, a pesar de que sus ramificaciones puedan tener cierta importancia. El reconocimiento del menor uso de recursos laborales puede llevar, en el futuro, a corregir a la baja el crecimiento del PIB estadounidense del periodo afectado. Sin embargo, también podría darse otra opción mucho más positiva y es que el reconocimiento de una menor masa trabajadora se vea acompañado de una revisión al alza de la productividad laboral en EEUU.

En enero, el promedio histórico de estadounidenses que no pueden trabajar por causas meteorológicas se sitúa en 404.326 y esta cifra, en 2020, se redujo hasta 226.000, haciendo que poco importasen los problemas en Boeing. No obstante, la relevancia de este punto radica en que el atípico positivo como consecuencia de la extraordinaria meteorología deberá depurarse en los próximos meses, si bien a corto plazo el avance del empleo no dejará de implicar que los estadounidenses tendrán más recursos para gastar en el 1tr20.

Matices y normalizaciones futuras del empleo a un lado, resulta indudable que pervive la buena salud del mercado laboral en EEUU. En esta línea, el salario por hora aceleraba ligeramente hasta 3,1% a. y la población activa aumentaba en 50.000 personas en enero hasta alcanzar 164.606.000. A cambio, el tímido repunte del desempleo hasta 3,6% y del subempleo hasta 6,9% (+0,2 p.p) no resultaba preocupante al partirse de niveles mínimos.

En los próximos días, los datos de ventas minoristas de enero en EEUU se verán beneficiados por la fortaleza del mercado laboral, esperando que en términos reales aumenten un 0,2% m. y muestren unas cifras amables en cuanto a las compras de vehículos. Por el contrario, prevemos que la producción industrial estadounidense de enero resulte negativa al ceder un -0,4% m. como resultado de los problemas de Boeing.

Junto a las referencias apuntadas, en EEUU también conoceremos la inflación del mes de enero y su aceleración hasta 2,4% a., gracias a las alzas del crudo que se sumarán al avance de los alimentos. Sin embargo, esta situación se quebrará en febrero ya que la fuerte caída del petróleo hará que éste más que compense cualquier avance de los alimentos. De forma que, en esta ocasión, cobrará más importancia de lo habitual el IPC subyacente estadounidense y no sólo por su menor volatilidad, también porque moderará tímidamente hasta 2,2% a.

La inflación será una de las grandes cuestiones que ocupará la intervención semestral del presidente de la Fed ante el Congreso y el Senado de EEUU. No obstante, antes optará por enfatizar la buena salud de la economía estadounidense, centrándose en la solidez de su mercado laboral y su capacidad para seguir creciendo por encima del potencial. Un discurso que se verá reforzado por el abatimiento de los riesgos en el arranque de 2020, como ya se ha estado apuntando desde el entorno de la Fed en los últimos días, si bien Powell también reconocerá que el escenario en EEUU ve expuesto a la incertidumbre importada de China.

Más importantes que los puntos anteriores serán las preguntas que afronte el presidente de la Fed respecto a: el ejercicio de revisión estratégica que está llevando a cabo la institución desde comienzos de 2019, el margen existente para la política fiscal y la gestión de las tensiones en el mercado monetario estadounidense. En cuanto a la revisión estratégica, volverá a incidir en el concepto de simetría del objetivo de inflación y su cumplimiento en plazos relativamente largos, al tiempo que dejará entrever que la Reserva Federal trabaja en otros planteamientos para la vertiente de las acciones heterodoxas. En este sentido, algunos documentos de la Fed apuntan que se están investigando opciones como el establecimiento de un control de la curva al estilo japonés.

En otro orden de cosas, China seguirá estando en el centro de atención de los mercados en un contexto en el que seguirán sucediéndose los anuncios de estímulos para compensar los efectos adversos de la actual crisis sanitaria. El viernes, la empresa encargada de gestionar y desarrollar la infraestructura eléctrica del país comunicaba que este lunes reanudará el desarrollo de proyectos e, incluso, lanzará algunos nuevos. Una cuestión bastante relevante para el mercado de cobre al estar ante el mayor comprador de esta materia prima a escala mundial. No obstante, la gran clave en el inicio de la semana estribará en cuántas empresas reanudan su actividad en el gigante asiático, pues el lunes está programado que muchas reabran.

Por otro lado, la agenda en Europa pasará por Alemania y la publicación de su PIB del 4tr19 el próximo viernes. Los últimos datos industriales nos han llevado a corregir nuestra previsión a la baja hasta 0,0% trim.; cifra que sería compatible con el crecimiento de Alemania del 0,6% en 2019 comunicado por Destatis a mediados de enero.

Finalmente, no habrá que menospreciar la reunión de política monetaria del Riksbank después de que acabase con el experimento de los tipos negativos, al mismo tiempo que los resultados empresariales serán una cita obligada en Europa: Michelin, ADP, Moncler, Ubi (lunes); Randstad, TUI, Daimler, Hotchief (martes); ABN, Akzo Nobel, Mapfre, Evotec, Telenet, Heineken, Amundi, Euronext (miércoles); Aegon, Zurich Insurance, Orange, Commerzbank, ThyssenKrupp, Barclays, Nestle, Credit Suisse, Airbus, Pernod Ricard, Pepsico (jueves); Schindler, EDF, Renault, RBS y Credit Agricole (viernes).

Intermoney Análisis y Estudios.
Autores: Francisco Vidal, Gabriel Marquès, Mariano Valderrama.

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