Los fondos perfilados ya suponen el 22% de la industria de fondos de nuestro país. Las gestoras bancarias y, cada vez más las independientes, pujan por estos fondos que, según un proceso tecnológico de clasificación de los inversores, crean unas carteras acortes para cada perfil de riesgo. La tecnología facilita la organización de los inversores según sus necesidades económicas, sus expectativas de ganancias y su capacidad para asumir riesgos. Así, con un test de idoneidad se puede conocer el perfil en el que encaja el inversor y los productos ad hoc. La tecnología hace que cualquier persona con acceso a internet tenga acceso a la información y, por tanto, no existan barreras a la hora de invertir. Esto, a su vez, aumenta la competencia entre las gestoras, lo que se traduce en un mejor servicio al cliente, mejores comisiones, mayor transparencia y mejor gestión. Con el perfilado tecnológico del inversor, por un lado, las gestoras se acercan a sus clientes por un canal totalmente diferente (y que ya usan habitualmente) y, por otro, proporcionar un servicio y una experiencia al usuario mejorados. En este sentido, en la tecnología reside una oportunidad, especialmente para las gestoras independientes. La perfilación automática, siempre que esté bien diseñada, va a ser incluso más adecuada que la que se ha dado tradicionalmente en las grandes redes de distribución. Por supuesto, cuanta más información se disponga del cliente, más exacta será dicha perfilación y más automática; de ahí el interés cada vez más creciente en el análisis de datos de los clientes. En cualquier caso, siempre habrá clientes con unas necesidades más complejas para los que el asesoramiento automático no sea suficiente. En caso de que el perfil del inversor varíe con el tiempo o por motivos personales, la tecnología facilita en tiempo y costes el volver a realizar su clasificación y, gracias a las ventajas fiscales de traspasar los fondos, el inversor puede cambiar a otro fondo sin tributar por ello. Además, los fondos perfilados con gestión activa, como los que ofrece imdi funds, son un ejemplo más de que fintech y labor humana pueden convivir y mejorar la experiencia del inversor pues, tras un proceso técnico de perfilado del inversor, éste entra a invertir en fondos de inversión gestionados específicamente por expertos que seleccionan las oportunidades más adecuadas para cada del perfil de riesgo y según la visión de los mercados en cada momento.

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